Fiel a su gloriosa, prolongada y supongo que hoy escondida resistencia al asedio napoleónico de 1809, Girona se mantiene en sus trece y va a recurrir ahora a unos “educadores ambientales” para acabar con la resistencia de su propia población a un sistema de recogida de basuras que de tan innovador clama al cielo, propicia el incivismo y no sé yo si salvará el planeta.
Como los lectores de Alabama recordarán, el Ayuntamiento de Girona implantó en mayo del 2024 un sistema de recogida de basuras “inteligente y pionero”.
Y complejísimo: hay que depositar la basura en contenedores que sólo se abren con tarjetas magnéticas en horario limitado (de 7 a 22 horas), con fracciones en función de los residuos –no cada día uno puede arrojar las espinas del pescado– y tantas salvedades, preceptos, normas y normativas que la gente termina por depositar las bolsas de basura al pie de los contenedores y así lucen las calles. De momento, la broma ha costado 171 millones de euros...
Depositar la basura en Girona es más difícil que bailar el mambo, gentileza de la CUP
En la enésima vuelta de tuerca –la penúltima fue un complejo sistema de reducción fiscal–, el Ayuntamiento que preside la CUP –los del mambo, ¿recuerdan?– ha acordado desplegar en las calles cuatro –sí, cuatro– “educadores ambientales” en el barrio más díscolo para aleccionar al vecindario, a la espera de 1.130 nuevos contenedores inteligentes –¿más aún?– que sí admitirán el depósito de basuras a cualquier hora, siempre y cuando lleves la tarjeta magnética, funcione y con la emoción pionera no la olvides.
El culebrón promete porque el Ayuntamiento de Girona no se rinde, como en su defensa de España del 1809, y mucho menos rectifica, tal y como desearía la gente, a juzgar por las muestras generalizadas de malestar y el desparrame de bolsas tontas junto a los contenedores inteligentes.
Lo que me extraña y mucho es que un alcalde de la CUP, el señor Lluc Salellas, se haga el sordo y, en lugar de convocar una consulta conforme al credo participativo, la exaltación de las urnas y cuantas lecciones de democracia nos dieron los y las del mambo, siga con la resistencia, cual generalísimo Álvarez de Castro.
