Estados Unidos ha iniciado una nueva fase en su ofensiva contra el narcotráfico en el Caribe. El secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, anunció el jueves una operación militar, de nombreLanza del Sur , que tiene como objetivo “expulsar a los narcoterroristas del hemisferio occidental” y “proteger a la patria de las drogas que están matando” a sus ciudadanos. El anuncio, realizado a través de la red social X, no contiene detalles operativos concretos. El Comando Sur de EE.UU. ya había anunciado una operación con ese nombre en enero, señalando que utilizaría “embarcaciones robóticas de superficie de larga permanencia, pequeñas lanchas interceptoras robóticas y aeronaves robóticas de despegue y aterrizaje vertical” para operaciones contra el narcotráfico.
El portaaviones USS Gerald Ford , calificado por la Marina de EE.UU. como “la plataforma de combate más capaz, adaptable y letal del mundo”, y su grupo de combate, llegaron al Caribe esta semana en medio de una gran ampliación de los recursos militares estadounidenses, uniéndose a los destructores y buques de desembarco anfibio que Washington mantiene en la zona desde agosto. Este despliegue también ha tensado las relaciones con Colombia y con su presidente, Gustavo Petro.
El Pentágono anuncia una operación militar contra el narcoterrorismo en “el hemisferio occidental”
Donald Trump continúa sopesando los riesgos y beneficios de lanzar una campaña militar ampliada contra Venezuela. Hasta ahora ha expresado reservas sobre ordenar una intervención destinada a derrocar al presidente chavista Nicolás Maduro, preocupado por si resultaría efectiva. A Trump se le ha presentado una amplia gama de opciones para Venezuela, incluyendo ataques aéreos a instalaciones militares o gubernamentales y rutas de tráfico de drogas, o un intento más directo de eliminar a Maduro. Sin embargo, parece mostrarse cauto en cuanto a ordenar acciones que puedan terminar en fracaso o poner en riesgo a las tropas estadounidenses.
Hasta ahora las acciones militares del Pentágono han consistido en la destrucción sumaria y extrajudicial de una veintena de embarcaciones en aguas del Caribe y del Pacífico oriental. Unas acciones ilegales en las que han muerto unas 75 personas y que Washington justifica aludiendo sin pruebas a que se trata de lanchas que transportan fentanilo a Estados Unidos.
La Casa Blanca insiste en que el objetivo de esta escalada es la lucha contra un narcotráfico que mata cada año a miles de personas en su territorio. Pero numerosos analistas y el propio Nicolás Maduro –a quien Washington considera “presidente ilegítimo” y líder del cártel de los Soles, declarado grupo terrorista por EE.UU.– consideran que el verdadero y último objetivo de la operación es forzar un cambio de régimen en el país. Recordemos que Maduro perdió las elecciones de julio del 2024, como demostró con las actas electorales la oposición liderada por Edmundo González, el ganador, avalado por María Corina Machado, reciente Nobel de la Paz. El régimen chavista se negó a ofrecer pruebas y simplemente se atribuyó la victoria.
Washington eleva el conflicto y la presión contra el régimen chavista de Nicolás Maduro
A Maduro la amenaza del “enemigo imperialista” le da la excusa perfecta para que el chavismo cierre filas. Ha llamado a la población a prepararse para una eventual “lucha armada” y ha ordenado la movilización y la creación de comandos de defensa integrados por ciudadanos, militares y funcionarios públicos. Sabedor de que sus fuerzas armadas están muy mermadas y faltas de preparación, el régimen bolivariano ha intensificado los contactos con Rusia.
Porque tanto Rusia como China siguen con mucha atención esta crisis. Caracas tiene firmados sendos acuerdos de asociación estratégica con Moscú y con Pekín. El Kremlin, que ha armado a Venezuela durante años y le ha suministrado tecnología militar, dijo ayer que espera que Washington no tome medidas que desestabilicen la situación en Venezuela y en el Caribe. Y China, además de su cada vez mayor presencia económica y estratégica en Latinoamérica, tiene en Venezuela uno de sus mayores aliados en la región desde el año 2000. El apoyo de Pekín en lo económico y el de Moscú en defensa han sido decisivos para que Maduro pudiera resistir. Habría que ver cuál sería su reacción si Washington lanzara una acción militar directa contra Venezuela, si bien probablemente no quieran una confrontación directa con Estados Unidos.
Analistas y expertos subrayan que, si se llegara a un conflicto sobre el terreno, la capacidad militar estadounidense es incomparablemente superior a la venezolana, y el chavismo podría replegarse y organizar frentes guerrilleros o tomar zonas enteras del país y fomentar el caos con variantes de terrorismo.