Tecnologías y criterio propio

Comparto con entusiasmo los avances de la ciencia que nos permiten un mayor dominio de la realidad y alcanzar insospechados horizontes de conocimiento para servir mejor a los individuos y a la sociedad. La magistral ponencia del doctor Aleix Valls sobre la potencialidad de la inteligencia artificial en la jornada organizada conjuntamente por Guayana Guardian y la Generalitat de Catalunya tuvo un gran interés por detallarnos de qué manera este revolucionario artilugio tecnológico ha penetrado transversalmente en la vida diaria de cientos de millones de humanos en todos los continentes.

Lo más fascinante no es lo que la IA nos ofrece ahora sino la proyección de sus capacidades en un futuro no muy lejano. Dijo que la manera en que utilizamos los móviles, por ejemplo, nos parecerá una antigualla dentro de cinco años. Los cambios son reales, rápidos e imparables.

He Xiaopeng, cofounder and chairman of Chinese electric vehicle maker Xpeng, launches Xpeng's next-gen Iron humanoid robot during AI Day press conference at its headquarter in Guangzhou, in southern China's Guangdong province on November 5, 2025. (Photo by Jade GAO / AFP)

 

JADE GAO / AFP

El lunes, Genís Roca nos describía en estas páginas las experiencias de un reciente viaje a China, donde ha visitado las empresas tecnológicas situadas en las ciudades punteras del país. Dice que los chinos no tienen miedo y se quieren comer el mundo. Habla de la tensión que ha conocido la humanidad desde la revolución industrial del siglo XIX hasta los inventos tecnológicos actuales. Siempre con el freno de la prudencia y la ilusión de lo nuevo, entre el miedo y la esperanza. Hay quien visualiza la utopía y otros temen una distopía.

He recordado estos días una larga entrevista en el castillo de Praga con el que entonces era presidente de Checoslovaquia. Václav Havel fumaba sin parar en una estancia presidencial cubierta de libros y pinturas clásicas y modernas. Ricardo Estarriol me acompañaba en un atardecer invernal de diciembre de 1990. Havel pasó varios años en la cárcel y protagonizó la revolución de terciopelo, que acabó con el sistema comunista y catapultó al poder a los que habían sido perseguidos por el régimen.

Havel fue un referente político y moral de aquellos años convulsos. Dejó el poder y vio como Checoslovaquia desaparecía del mapa cuando Eslovaquia se separó en una sesión parlamentaria y formó un Estado­ propio al margen de la actual Chequia­.

Si perdemos totalmente la privacidad y el espíritu crítico, perderemos también la libertad

Tomé nota de la larga conversación en la que Havel vaticinaba la crisis de la civilización técnica actual en su conjunto, una crisis que Heidegger describió como la perplejidad del hombre moderno ante el poder planetario de la técnica. Decía que esa técnica se le ha escapado al hombre de la mano, ha dejado de servirle, le ha sometido y le ha obligado a asistirla en la preparación de su ruina.

Havel era un intelectual que hablaba con libertad desde el poder. Un hombre de pensamiento, autor de varias obras de teatro, que no preveyó la revolución de internet. Pero en aquellos años escribió textos que son del todo pertinentes en estos momentos en los que el uso de las nuevas tecnologías es incuestionable, irreversible y de una utilidad incalculable.

No parece que las democracias parlamentarias clásicas, decía, sean capaces de proponer el modo de hacer frente de manera fundamentada a la civilización tecnológica, de la sociedad industrial y de consumo; también a ellas las arrastra su torbellino y son impotentes ante él; solo que el modo con que manipulan al individuo es infinitamente más sutil y refinado que la brutalidad del sistema postotalitario.

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Pero todo ese complejo estático de los partidos políticos de masas, esclerotizados, llenos de verborrea y cuya finalidad política acaba en ellos mismos, que dominan con su aparato de profesionales y vacían a los ciudadanos de cualquier responsabilidad concreta y personal, todas las complejas estructuras de focos monopolizados e imperialistas de acumulación del capital... Todo ese diluvio de información sin verificar, todo esto difícilmente puede ser considerado como la vía futura que llevará al individuo a reencontrarse a sí mismo.

Pienso que lo que está en juego no son los avances espectaculares de la ciencia sino la preservación de la mente crítica individual, capaz de distinguir entre verdad y mentira, entre las sombras de la realidad, ya lo proyectó Platón en su caverna, y la misma existencia de las cosas. Si perdemos totalmente la privacidad también perderemos la libertad.

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