En Barcelona y en Madrid

En Barcelona y en Madrid
Editorial Team

Los ámbitos en los que hoy puede plantearse una colaboración fructífera y estable entre Barcelona y Madrid son limitados. Vamos a referirnos –a modo de excepción– a uno de ellos. Ayer se clausuró con éxito la bienal Ciutat i Ciència, un proyecto surgido en 2019 en Barcelona pero que, por segunda edición consecutiva, ha discurrido en paralelo en Madrid gracias a la colaboración del Círculo de Bellas Artes, que dirige el filósofo Valerio Rocco.

La cuestión cuántica ha sido el eje vertebrador, sin rehuir el debate sobre los efecto que este avance disruptivo puede tener en la turbulenta actualidad geopolítica. Son asuntos que preocupan a aquellos ciudadanos del mundo que están dotados –aún– de sentido crítico, al margen de la ciudad en la que residan. Pero, como decíamos, no abundan los escenarios de entendimiento entre las dos grandes metrópolis del país.

La desigualdad y sus efectos desbordan la capacidad de acción de la autoridad local

Está más arraigado, por supuesto, el hábito de esconder las miserias propias al tiempo que se afean las ajenas, aunque en eso también hay excepciones. Barcelona, por ejemplo, es una ciudad que lleva la autoevaluación y la autocrítica al extremo, incluso en aquellos asuntos que son de mal difundir, como las lacras que derivan de la creciente desigualdad social (chabolismo, pobreza infantil, índice de personas sin techo...).

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Un campamento improvisado en una calle de Madrid 

Dani Duch

Madrid sigue una tendencia más general y es opaca en estas cuestiones, sobre todo cuando se trata de reconocer realidades indigestas que estropean el relato oficial. Por ejemplo, la capital, una de las más desiguales de Europa, carece de datos fiables sobre la cantidad ingente de personas que duermen en la calle, tal como se informa en un reportaje de Celeste López publicado hoy en Vivir, que subraya que en Madrid hay 1,3 millones de ciudadanos en riesgo de pobreza.

En todas las ciudades se dispara el número de personas en esta situación de desamparo. Da igual que sean capitales ricas o pobres. Por la noche, los centros urbanos se llenan de sacos y tiendas de acampada. El problema desborda la capacidad de las autoridades locales y remite a una crisis global. Según Oxfam, un 1% de la población mundial acumula más riqueza que el 95% del total. Es una calamidad planetaria que amenaza con dar un salto cuántico, en Sant Jaume y en la Puerta del Sol.

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