El apagón del pasado 28 de abril sigue siendo un misterio. No se sabe ni las causas, ni de quién fue la culpa de la caída del sistema que provocó un caos en toda España. Los primeros informes de los expertos europeos y el de los técnicos del propio Gobierno no señalan ninguna culpabilidad. Se está a la espera de un análisis minucioso de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que será quien aporte luz al apagón.
Ahora bien, a la espera de conocer quién es el culpable, el sobrecoste de la denominada operación reforzada, que puso en marcha Red Eléctrica para garantizar el suministro y evitar otro apagón, está siendo abonado por los consumidores. Entre el 28 de abril y el 30 de noviembre, estamos hablando de 486 millones de euros que se distribuyeron entre los millones de usuarios que tienen facturas ligadas al precio regulado, aunque también de forma indirecta afectó al resto.
Red Eléctrica va a mantener este sistema de refuerzo en sus líneas hasta que tenga la garantía de que las empresas eléctricas cumplen con los requisitos que marca la ley. La presidenta del operador, Beatriz Corredor, se muestra convencida de que el día fatídico del apagón alguna de estas compañías no cumplió con los objetivos de control de la tensión que son preceptivos y ello fue la causa del fallo. La presidenta de Red Eléctrica aseguró ayer que conoce su origen y concretó que se produjo en una planta fotovoltaica de Badajoz, por lo que instó a la empresa propietaria a que lo haga público. Mientras tanto, seguirá con su operación reforzada del sistema y el coste de este servicio lo seguirán financiando los clientes en las facturas de luz que les tramitan sus compañías eléctricas.
La presidenta de Redeia, Beatriz Corredor
Es decir, los consumidores que sufrieron el apagón sufren ahora, además, en sus bolsillos, los problemas derivados del mismo. Como no se conoce quién fue el culpable y ninguna eléctrica se hace responsable, la solución momentánea es que el sistema de protección que ha fijado Red Eléctrica lo sigamos pagando entre todos. Las posiciones de confrontación entre el operador del sistema y las eléctricas van a acabar revertiendo así en los consumidores, que son los únicos que no tuvieron culpa de nada.