Ahora todos somos Obélix

Ahora todos somos Obélix
Editorial Team

Siempre es mejor prevenir que curar. Y algo ha fallado en nuestra Administración si no se ha tenido en cuenta que la plaga de jabalíes podía suponer una amenaza para el sector alimentario catalán ante el riesgo de que propagasen la peste porcina africana. Ahora es el momento de correr y recurrir al ejército para hacer batidas para eliminar a cuantos más cerdos salvajes mejor. Drones, perros adiestrados y personal de todos los cuerpos de seguridad en búsqueda de estos animales como si no hubiera un mañana. Los mismos jabalíes que llevan años apareciendo de forma simpática en nuestras páginas cuando los hemos fotografiado en plena vía pública o bañándose en playas de nuestro litoral. Muchos de ellos, casi amaestrados, bajaban a buscar alimento que algunos vecinos les suministraban.

Estos animales eran un contratiempo si te los encontrabas en los caminos boscosos, pero nadie era consciente de que podían ser una amenaza tan grave para el futuro de nuestra economía.

Los únicos enemigos que han tenido los jabalíes en los últimos años han sido los cazadores, que han sido estigmatizados porque no gusta la idea de la muerte. Hoy, en cambio, los aficionados a la cinegética son necesarios para que reduzcan estas manadas que se han convertido en una gran amenaza. Hasta la UE salió ayer a recordar a España que no necesita su permiso para eliminar a estos animales.

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Una manada de jabalíes busca alimento en Collserola

Mané Espinosa

La Comisión Europea amplió ayer el perímetro de zona infectada hasta 91 municipios catalanes, lo que supone que se prohíbe temporalmente la exportación de productos derivados del cerdo a la UE de empresas que procedan de estas localidades. De momento, Osona y el Segrià, dos de las comarcas con mayor implantación de este sector, se han salvado de la criba de Bruselas.

Los próximos días son vitales para ver si se puede contener la enfermedad y no llega las granjas. Si se consigue, será un gran éxito, pero hubiera sido mejor actuar desde un principio y disminuir el riesgo con la reducción de estos animales. Ahora todos nos hemos vuelto Obélix, el amigo de Astérix que devora jabalíes después de liquidarlos a trom­pazos. Hace mucho tiempo que se tenía que haber evitado la expansión descontrolada de estos animales.

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