Pedro Sánchez empezó la semana reconociendo incumplimientos de su Gobierno con Junts per Catalunya y la termina pidiendo perdón por no actuar con celeridad en el caso de acoso sexual que afectaba a un dirigente de su confianza, Paco Salazar. Está muy bien que el presidente del Gobierno asuma sus errores en público y haga acto de contrición, como ya hizo cuando se conocieron las investigaciones que afectaban a José Luis Ábalos y a Santos Cerdán. Y también podrían tomar buena nota algunos dirigentes del PP que se han pasado un año defendiendo a Carlos Mazón y aún es hora de que emitan alguna disculpa pública por haber apoyado al “cojonudo” dirigente valenciano.
Dicho lo cual, las disculpas no pueden ocultar el problema
de fondo: algo falla en la organización socialista y en el propio Gobierno cuando se cometen tantos errores seguidos que podrían ser fácilmente subsanables. No puede ser que Sánchez dé una entrevista pública en la que afirma que el Gobierno ha cumplido con las exigencias que le plantea Junts y al cabo de tres semanas tenga que salir a la palestra a enmendarse él mismo la plana. Y no puede ser que, después del escándalo que provocaron las conversaciones machistas entre Ábalos y Koldo García, el partido no actúe de forma rápida y contundente para investigar si son ciertas las acusaciones vertidas contra Salazar. Esta semana también se ha conocido que, ante una denuncia por acoso sexual contra el alcalde de Torremolinos, el PSOE ha tardado un mes en expedientarlo, hasta que no ha abierto diligencias la Fiscalía.
No es nada fácil gestionar un ejecutivo de coalición con Sumar y después tener que lidiar con un Congreso donde el Gobierno tiene una mayoría tan exigua. Si esto ya es muy complicado, imagínense si encima se producen todos esos errores no forzados. Es loable pedir perdón, pero si se tiene que recurrir tantas veces a hacerlo, la imagen resultante es muy negativa y contribuye a generalizar la idea de que se acerca el final de un ciclo. El perdón no puede hacer olvidar los fallos que se han cometido.