Protección ante los impactos de la IA

Dos impactos muy temidos del uso de la inteligencia artificial (IA) son la manipulación de las tendencias de voto en los procesos electorales y la pérdida masiva de puestos de trabajo como consecuencia de la sustitución de tareas. Esos dos impactos ya empiezan a ser una realidad medible.

El recorte de empleo ha empezado ya en el sector digital, principalmente en las compañías tecnológicas de Estados Unidos, que son las que mejor conocen y dominan su funcionamiento. Es el caso, entre otras, de Amazon, Microsoft, IBM, Salesforce, Klarna, Just Eat y recientemente HP. Todas ellas justifican la reducción de millares de puestos de trabajo como consecuencia de la automatización de tareas. El fenómeno inquieta en el mercado laboral, también en España, donde Telefónica ha anunciado asimismo despidos masivos.

Las tendencias que se inician en Estados Unidos se extienden a todo el mundo como una mancha de aceite. La incógnita es a qué ritmo lo hará. La IA contribuye a automatizar ciertas tareas, como ha empezado a suceder, pero también crea nuevas oportunidades laborales y reconfigura algunos perfiles profesionales. Los más buscados son aquellas personas que puedan aportar mayor productividad sobre la base de contar con la IA como aliada para su trabajo. Igualmente se buscan cada vez más aquellos profesionales con habilidad de trabajar junto a sistemas inteligentes. El escenario más optimista apunta a que el mercado laboral, finalmente, se adaptará: algunos empleos se eliminarán y en cambio emergerán otros nuevos.

Hay que arbitrar con urgencia medidas activas en el mercado laboral para afrontar los cambios

Es evidente, sin embargo, que la capa de empleos repetitivos tiende a desaparecer, con el grave riesgo del aumento del paro y de las desigualdades económicas y sociales. Es imprescindible impulsar, tanto desde el Gobierno como desde el conjunto de las instituciones políticas, económicas y sociales, la implementación de la IA en la enseñanza y en la formación profesional, de forma que se facilite la adaptación de los trabajadores a las nuevas realidades tecnológicas y su reconversión hacia las habilidades profesionales que necesitan las empresas para aumentar su productividad. Paralelamente, es asimismo importante y urgente desarrollar nuevas políticas activas de empleo y de protección social para hacer frente al aumento del paro y de las desigualdades sociales que inevitablemente provocará la masificación de la IA en la mayoría de los ámbitos laborales. Este es un gran desafío que no puede esperar a mañana porque la aceleración de la IA es exponencial.

En el otro frente de impactos preocupantes de la IA destaca la conclusión de dos estudios –conocidos la semana pasada– que han comprobado que las conversaciones con chatbots capaces de razonar en tiempo real pueden modificar las preferencias políticas de los votantes. Ambos estudios, publicados por las revistas Nature y Science, han medido experimentalmente por primera vez el impacto de diálogos personalizados con modelos de IA durante campañas electorales reales en Estados Unidos, Canadá, Polonia y el Reino Unido. Esos resultados intensifican el debate urgente sobre cómo la IA debe integrarse en los procesos democráticos para evitar la manipulación sobre las decisiones de voto.

Este es un nuevo factor que agravará los intentos de manipulación que ya se han producido en algunas elecciones europeas. En las últimas elecciones celebradas en los Países Bajos, que ganó por sorpresa el candidato liberal Rob Jetten, las redes sociales se llenaron, por ejemplo, de imágenes o vídeos falsos generados por inteligencia artificial de los candidatos a las elecciones.

La UE debe acelerar sus planes para vigilar las manipulaciones políticas de la nueva tecnología

La eventual manipulación de las conversaciones con chatbots puede afectar a las campañas electorales y a las estrategias que implementen los partidos, pero también abre un frente de riesgo ante los ataques híbridos de terceros países para influir en la gobernabilidad de otro Estado. La Comisión Europea ya ha expresado en varias ocasiones su preocupación por la manipulación de la IA y, en este sentido, prepara una estrategia para promover la democracia y combatir la injerencia de gobiernos extranjeros en las elecciones nacionales. Entre otras medidas propone concienciar a la población sobre esta cuestión y establecer una guía sobre el potencial uso e impacto de la IA en las campañas electorales, aunque los riesgos van más allá, como son, entre otros, el aumento del extremismo o la difusión de narrativas engañosas.

La adopción de dicho “escudo democrático”, como se ha bautizado dicha iniciativa en Bruselas, es urgente, al igual que lo son las medidas de protección del mercado laboral ante las amenazas de la IA, ya que el avance de esta tecnología es exponencial.

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