El equilibrio entre la imprescindible exigencia urbanística, que la Administración está obligada a aplicar, y la también exigible agilidad que requiere cualquier proyecto para que las inversiones y el interés no mueran por el camino brilla por su ausencia en demasiadas ocasiones. La lentitud en la tramitación de algunos permisos hace saltar por los aires calendarios anunciados y desemboca en escenarios nada deseables: edificios cerrados que afean las ciudades. Que después de catorce meses de tramitación, el Ayuntamiento de Barcelona haya dado luz verde a la licencia de obras para iniciar la remodelación de Can Jorba, uno de los edificios más emblemáticos del Portal de l’Àngel, es una gran noticia por esperada y necesaria. El proyecto anda con retraso pero empieza a vislumbrarse, por fin, su reapertura para el 2027 (cerró en agosto del 2024). Agilizar las tramitaciones urbanísticas, en todos los niveles y administraciones, tiene un efecto directo en el dinamismo económico y social de las ciudades.
Agilizar los trámites
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