Hay obras contemporáneas posteriores a la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 que empiezan a notar el paso de los años. L’Auditori fue inaugurado en 1999 y la obra diseñada por Rafael Moneo mantiene su plena vigencia tanto en su interior como en los exteriores. Sin embargo, requiere algunos retoques que van más allá de los rutinarios trabajos de mantenimiento. A una operación de más calado se someterán próximamente un total de 1.033 butacas de las 1.943 que tiene la sala 1 (Pau Casals). Habrá que entapizarlas y reinyectarlas por primera vez desde la entrada en servicio de este magnífico equipamiento musical. Dado el uso intensivo, los asientos han padecido un notable desgaste, tanto en la superficie de terciopelo como en el acolchado. Para recuperar su aspecto original y rescatar aquella comodidad de los orígenes, el Consorci de l’Auditori i l’Orquestra, integrado por el Ayuntamiento y la Generalitat, invertirá unos 300.000 euros. La operación se hará por fases y sin interrumpir en ningún momento la programación de la sala.
El gran entapizado
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