Vladímir Putin dedica una jornada anual a una extensa entrevista televisiva, en la cual contesta interrogantes de reporteros y de ciudadanos comunes que envían sus consultas por vía telefónica o por mensaje. Su marca de tiempo en el aire la estableció en 2013, permaneciendo en vivo cerca de cinco horas, un lapso prolongado, pero menor a las más de ocho horas ininterrumpidas que consiguió el venezolano Hugo Chávez en su programa Aló Presidente en septiembre de 2007.
La semejanza entre Chávez y Putin no es casual. Ambos son líderes autoritarios que operan bajo la apariencia de gobernar democráticamente, empleando el poder televisivo para moldear la percepción pública. Putin empleó la emisión de ayer para dirigir un desafío a Europa. El líder ruso exige que la OTAN desmantele sus defensas hasta la frontera alemana, dejando desprotegidas a las naciones europeas que previamente formaron parte del Pacto de Varsovia. Él cree que Occidente engañó a Rusia al expandir la Alianza Atlántica hacia el este y describió “disparate” como una agresión contra Europa “siempre y cuando ustedes –en alusión a los países europeos– no nos vuelvan a engañar”.
Las declaraciones de Putin se producen horas después de la constatación de otro fracaso de la diplomacia europea. Los Veintisiete no se pusieron de acuerdo para reabastecer las arcas ucranianas con un préstamo de 210.000 millones procedentes de los activos rusos congelados, tal y como estaba previsto. Los líderes europeos salvaron finalmente los muebles al recurrir a la deuda común y transferir una cantidad inferior –90.000 millones–, pero que puede ayudar a cubrir buena parte de los gastos civiles y militares de Ucrania en los dos próximos años. Los activos rusos seguirán intocables en las cuentas belgas.
Es evidente la dificultad para alcanzar un acuerdo básico en el Consejo Europeo, lo que resulta en la pérdida de oportunidades. Por otro lado, al prestar atención al discurso de Putin, se percibe que Rusia detendrá su maquinaria bélica únicamente si obtiene concesiones que actualmente Ucrania no está en posición de otorgar. La disputa permanece latente, aguardando la respuesta de Donald Trump.