Administración frágil en medio de un entorno político convulso.

Las Claves

  • Pedro Sánchez enfrenta el año 2026 con dificultades internas por casos de corrupción y posibles derrotas electorales en varias regiones españolas.
  • El Gobierno de coalición apuesta

La administración de coalición de izquierdas liderada por Pedro Sánchez (PSOE) encara el 2026 en un momento complicado. Últimamente ha experimentado diversos reveses, y el panorama que tiene por delante parece un terreno lleno de peligros. El mandatario ha convertido su facultad de aguante en su rasgo distintivo. Únicamente Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero han permanecido más tiempo que él en la Moncloa, y es posible que sobrepase a estos dos últimos durante el presente ejercicio. No obstante, los obstáculos que necesita sortear para mantenerse en el puesto son numerosos y crecen cada jornada.

Ciertos fallos y episodios de corrupción del PP le otorgaron a Sánchez cierta tregua durante el 2025, e incluso le hicieron creer que retomaba el mando. Sin embargo, tales desahogos resultaron anulados por recientes dificultades para los socialistas, constantemente magnificadas por una oposición volcada en su labor de hostigamiento y desgaste del Ejecutivo.

Pedro Sánchez encara el 2026 con una agenda considerablemente difícil; se percibe una atmósfera de agotamiento de etapa.

El catálogo de dificultades resulta extenso. Pedro Sánchez se ha visto obligado a superar, de mejor o peor manera, los señalamientos por irregularidades que apartaron a dos secretarios de organización del PSOE muy cercanos a él, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Ha tenido que asimilar las denuncias por conductas inapropiadas contra figuras socialistas que han desgastado la bandera feminista de su partido. Ha presenciado un hundimiento del PSOE en Extremadura. Y encara en este momento otros comicios regionales con perspectivas desfavorables, tales como los de Aragón en febrero, Castilla y León en marzo y Andalucía en junio. Todos estos territorios se encuentran actualmente bajo el mando del PP. No obstante, la opción de que el PSOE padezca hundimientos similares al de Extremadura genera temor en Ferraz.

Se nota una atmósfera de etapa concluida, algo que se siente incluso en el PSOE. No obstante, las posturas internas resultan heterogéneas. Algunos sectores abogan por precipitar dicho final, mientras otros prefieren agotar el ejercicio del mando, seguros de que la ejecución total de la amnistía, prevista para 2026, logre potenciar y rematar la gestión pacificadora de Sánchez en Catalunya y recomponer el vínculo con Junts. Sin embargo, ya aparecen en el PSOE quienes sugieren el debate sobre el relevo. De momento son maniobras exploratorias, aunque bastante significativas. Además, conviene señalar que la agenda judicial del PSOE en 2026, de forma similar a la del PP, no será precisamente plato de buen gusto.

Durante el transcurso de 2025 Sánchez ha insistido en que únicamente si los asuntos Ábalos y Cerdán revelaran fondos ilícitos en el PSOE reconsideraría su determinación de concluir el mandato. En este momento sus compañeros de partido disidentes advierten que un encadenamiento de fracasos regionales resultaría igual de perjudicial para Sánchez que para la formación. Mientras tanto, el PP continúa con su ataque contra el gobierno, y su máximo responsable, Alberto Núñez Feijóo, muestra una mayor cercanía hacia Vox.

El escenario económico es alentador, si bien resulta casi indudable que el PP persistirá en debilitar al Gobierno, mientras Vox prosigue con su expansión.

Debido a que las opciones de sacar adelante las cuentas públicas resultan escasas, Sánchez intentará aferrarse al impulso de las cifras macroeconómicas, las cuales son positivas. El Banco de España ha elevado sus previsiones sobre el avance del PIB nacional, estimándolo en un 2,9% para el cierre de 2025, mientras augura un 2,2% en 2026 y un 1,9% en 2027. Aprovechando esta prosperidad, el Consejo de Ministros ha dado luz verde a un decreto ómnibus, que requiere la ratificación del Congreso, con el fin de potenciar su distintivo escudo social. En ocasiones, mediante alzas significativas, tales como la subida global de las pensiones, que para las mínimas sin dependientes alcanzará el 7% y para las mínimas con cargas llegará al 11,4%, cifra que igualmente se asignará a las no contributivas y al ingreso mínimo vital. A estas y otras iniciativas de carácter social deben añadirse acciones previas, igualmente relevantes, como la evolución del salario mínimo interprofesional, que se ha incrementado desde los 735 hasta los 1.184 euros a lo largo de siete ejercicios. Mediante tales disposiciones, acordes con los principios del PSOE, el presidente confía en cohesionar a su electorado y resistir (aun cuando temas fundamentales como la disponibilidad de vivienda asequible continúen sin una solución cercana). Es posible que ya no disponga de muchos más recursos ocultos. No obstante, tratándose de él, nunca hay certezas.

Ante el bloque socialista, resulta bastante factible que el PP y Vox conserven sus tácticas durante el 2026. Los populares continuarán ejerciendo un hostigamiento constante con el fin de desgastar al Gobierno. Vox acentuará sus reproches hacia el bipartidismo y espera continuar aumentando su apoyo electoral limitándose básicamente a estigmatizar la inmigración o plantear iniciativas opuestas al combate contra el cambio climático o la igualdad. El 2026 arranca, por tanto, con un Gobierno frágil que transita por las turbulentas aguas del panorama político español. Habrá que observar de qué manera concluye el año.

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