Más que una canción

Lilith, la primera mujer, inspiración del cantautor canario Pedro Guerra, reivindica desde el mito la rebeldía de sus hijas desdibujadas en fragilidad. Filósofa de la vida. Arquetipo de equidad e independencia que, bajo el signo de la luna, ofrece su útero como circunstancia de innegable relevancia biológica, aunque intrascendente para el desarrollo personal. Renegada con justa causa, Lilith encarna los derechos que históricamente se arrebataron a las mujeres en beneficio de una superioridad masculina incapaz de confrontación racional. Porque tras la manida advertencia que las protege del pétalo de una flor, permanece latente el abuso. La reina consorte prisionera en su palacio de cristal depila el vello de su cuerpo anhelando verse más femenina conforme al riguroso protocolo que exige un marido feliz. Tener la ­cena lista, limpiar la casa, mantener impecables a sus críos, procurar siempre sonreír. Cuando la promesa del edén somete, el imperativo de vivir rompe esta ilusión situando a cada mujer en perspectiva de su propia autonomía. Aquí emanciparse no es una utopía, sino la respuesta natural que merece este mundo machista y misógino. El legado de Lilith sobrevive. Entre tanto, sus herederas insisten, heroicas.

Carlos Andrés Romero López

Elx

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...