Navidad de barrio

Mi barrio es Hostafrancs; siempre he vivido y trabajado muy cerca de él. Como suele suceder en las zonas fronterizas, donde los habitantes desarrollan una cierta doble identidad, quienes vivimos en la llamada Esquerra de l’Eixample, especialmente en el inicio de las calles que nacen perpendiculares a la calle Tarragona, solemos sentirnos ciudadanos con doble pasaporte: nos encanta el Eixample, pero percibimos Hostafrancs como nuestro verdadero barrio.

La calle Tarragona, al igual que el río Guadiana separa Ayamonte de Portugal, actúa como una frontera natural entre el Eixample y Hostafrancs. Sin embargo, sus espacios públicos, su iglesia, su mercado, su colegio, su ateneo y sus restaurantes han sido siempre el corazón de nuestra vida social. Como dice Claudio Magris: “Son lugares que pasan a ser etapas y, a la vez, moradas en el camino de la vida”.

Con la llegada de las fiestas navideñas, en estos días más que nunca, disfruto como nunca del ambiente de su arteria principal: la calle Creu Coberta. Me gusta comprar libros y material escolar en Abacus para regalar, pasear unos minutos por su mercado y, al salir, muy cerca y sin cruzar la calle, comprar unos churros para mi mujer.

Jordi Querol

Suscriptor Barcelona

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