Ansia de permanecer
A veces se me ocurre que somos personajes de comedia o drama, obligados a representar lo que a un dios caprichoso se le ocurrió para entretener su aburrida eternidad con el espectáculo de su azarosa existencia, Después, ¿quién sabe? Quidquid latet apparebit . Esa ansia tan humana y tan inútil de eternizarse, esa perdurabilidad en la que tanto nos empecinamos; tal vez porque solo persista el recuerdo de los que se quedan. De pronto un día, el del gran crepúsculo, el definitivo, se cierran todas las luces, inexorablemente, Se acabó. Aunque siempre nos valdrá aquello que nos dejó escrito Kavafis: no pidas nada a Itaca, ya te regalo el camino.
Jordi S. Berenguer i Milá
Subscriptor Barcelona