No es que al PP le haya dado un ataque de responsable sensatez o vote por convicción cuando es partidario de privatizar las pensiones, es que, cuando ya no era necesario su voto para aprobar el paquete social
–subida de pensiones, ayudas a los damnificados y al transporte, bono social eléctrico…–, tras mucho pensárselo, se traga lo argumentado al tumbarlo una semana antes –la restitución del palacete en París al PNV que atacaron con vehemencia y tacharon de “regalo”– y cambia el sentido de su voto para no perder en las urnas. Una vez más, se ve arrastrado por los acontecimientos y, como no le queda otra para no verse retratado junto a Vox votando no, como le gustaría, arrastra los pies y
agacha la cabeza. Si Junts
hubiese seguido en el
no –le habría encantado a Feijóo–, el PP seguiría en el no. Definitivamente, no fue la cordura.
Miguel Fernández-Palacios
Madrid