China siempre ha hecho trampas en sus relaciones comerciales. Ingresó en la OMC y fue el inicio de los engaños a sus socios, que callaron. Contaminación, sueldos de miseria, esclavismo y falta absoluta de libertad. Hizo creer a Occidente que es un mercado de mil millones de consumidores y Occidente cayó en la trampa. Se buscó el beneficio rápido y comprar barato, aunque destruyera empleo y sectores enteros, y se sucumbió a un utópico mercado inmenso.
No era verdad ni ahora lo es. China no tiene clase media, gran parte de su población vive con un sueldo oficial de 200 euros mensuales y la miseria en el interior es manifiesta. Al país se le consiente todo, incluso el abandono manifiesto de los derechos humanos. Nadie sabe a cuántos ciudadanos ha ejecutado el año pasado, porque no da cifras… pero nadie pregunta. Lo importante es comprar barato. El enemigo comercial no es EE.UU., a pesar de su presidente sin estilo y bravucón. Es China y su aliado Rusia, y lo están demostrando.
Quintí Planas i Ripoll
Matadepera