En Barcelona, la situación con las terrazas de los bares se ha vuelto insostenible. Lo que antes eran espacios públicos pensados para el disfrute de todos, ahora parecen haber sido privatizados por la hostelería. Las aceras están cada vez más invadidas por mesas y sillas, y moverse a pie por ciertos barrios, especialmente en el centro, se ha convertido en una carrera de obstáculos.
Parece que en esta ciu-
dad los peatones hemos pasado a un segundo plano, como
si nuestro derecho a circular libremente por las calles importara menos que la facturación de una terraza de un
negocio. Barcelona necesita volver a poner a las personas en el centro, no las consumiciones.
José María Verdaguer Viladomiu
Barcelona
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