He estudiado libros que cuentan la historia del último siglo de Oriente Medio y he conocido a muchos de sus protagonistas, incluidos mis abuelos, que vivieron la Segunda Guerra Mundial. Culpables son todos los jugadores de ese tablero. Todos agachamos la cabeza ante la vergüenza del Holocausto, genocidio brutal que no olvidan los hebreos. Nadie lo quiso creer hasta que los aliados se dieron de bruces con la evidencia. No concibo, pues, que Israel haya caído en lo mismo. Sin cámaras de gas, pero con un exterminio más o menos justificado de una población civil que ni es Hamas ni es nada más que un pueblo musulmán que históricamente ha ocupado los mismos terrenos que Israel.
Quizás hay que repasar la historia y aplicar lo que se supone que hemos aprendido. Extremismo no, pero pasotismo tampoco.
Y, lo mismo que cuando Hitler acababa con la raza judia, y ahora Israel hace lo mismo con los habitantes de Gaza, el mundo lo contempla impávido, llevándose las manos a la cabeza pero sin tomar decisiones. Incómodas? Si. Económicas? También. políticas? Seguro
Anne Louise Thomas
Barcelona