Pasear por el centro de Barcelona en verano se ha convertido en una experiencia cada vez más incómoda para quienes amamos esta ciudad. No por el calor –inevitable en esta época–, sino por la falta de decoro de muchos visitantes que, lejos de la playa, caminan sin camiseta por calles emblemáticas como la Rambla, el Born o el Eixample. Barcelona no es un resort ni un chiringuito. Es una ciudad con cultura y dignidad urbana. Según las ordenanzas municipales, circular sin camiseta fuera de zonas de baño no está permitido y conlleva sanciones. Sin embargo, pocos lo saben y menos aún lo respetan.
El civismo empieza por lo básico: vestirse con respeto. Invito al Ayuntamiento a reforzar la señalización y a los turistas, a actuar como lo harían en sus propias ciudades.
Víctor Paluzie Ávila
Barcelona