Galletas de Balmoral

Es sabido que Carlos III de Inglaterra es un rey naturalista que no le pierde ojo a un posible negocio. Ahora, aprovecha las ociosas cocinas de Balmoral para hornear galletas para perros, vendidas en bolsa marca de la casa a cinco libras. No es esta la continuidad que uno esperaba de Balmoral, una vez fallecida su última insigne residente. Puede que los románticos seamos los visitantes. Sin embargo, no serán pocos, aunque no tengan perro, los que se lleven el insólito recuerdo, que se supone decorado con la simpática imagen de un corgi galés, la raza favorita de Isabel II.

Aparte de un fallo de sensibilidad, lo sería de marketing si el sucesor no tiene en cuenta ese detalle. Por más que quiera, no veo a los animalitos que dejó la reina engullendo esa galleta escocesa…

Xavier Trias de Bes

Suscriptor Barcelona

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