En estos terribles incendios unos denuncian la falta de prevención, otros apuntan a la carencia de recursos en las labores de extinción o a las bajas condenas que se imponen a los incendiarios, pero quizá la solución la tengamos delante de nuestras narices desde hace más de un siglo, concretamente desde 1918, cuando voló por primera vez el Kettering Bug , un avión militar no tripulado, equipado con un motor de cuatro cilindros y una capacidad de carga explosiva de 81 kg.
En la actualidad, la industria aeronáutica ha creado a los herederos de aquella máquina voladora, los drones, capaces de cargar miles de kilos, soportar más de 30 horas de autonomía, superar con creces los 350 km/h de velocidad y volar por encima de los 20.000 m de altitud, con impresionante precisión y eficacia.
José Ortiz Carbonero
Gelves (Sevilla)