Soy uno de los 200.000 adultos con cardiopatía congénita que hay en nuestro país. Tras superar recientemente mi quinta cirugía cardiaca y pedir una adaptación a mi puesto de trabajo como médico especialista en medicina interna, me encuentro con la realidad de que en el real decreto que regula la evaluación de discapacidad no hay un baremo específico para esta enfermedad en la etapa adulta. Así, cuando los pacientes llegan a la vida laboral, no existe una baremación adecuada para poder adaptar su puesto de trabajo.
Tras dos décadas de reivindicaciones de las asociaciones de pacientes, el grupo parlamentario socialista ha presentado una proposición no de ley para modificar el real decreto e incluir el baremo específico para esta patología y facilitar su integración a la vida laboral y su contribución al desarrollo del país. La votación está prevista en el pleno del Congreso de los Diputados este mes de septiembre gracias sobre todo a la ayuda desinteresada de Esther Piqueras, madre de la exministra Carmen Chacón.
Alberto López de Guzmán
Alcalá de Henares