Se está extendiendo progresivamente el método por el que, en múltiples lugares y servicios, nos exigen que firmemos en una pantalla (a veces muy pequeña, de un simple móvil) documentos que no estamos viendo y que no necesariamente se corresponden con lo que creemos firmar, y además sin que se nos entregue copia de lo que hemos firmado. Esta nueva técnica tecnológica exige un inmediato proceso legislativo que reglamente estas situaciones para evitar fraudes a la población.
Alfonso Sanz Cid
Suscriptor Barcelona
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