Leo con asombro las interminables discusiones sobre si lo que ocurre en Gaza debe llamarse genocidio o no. Esa disputa semántica acaba perdiendo valor cuando se pone al lado de lo que nunca debería perderse: la humanidad. Me recuerda al viejo refrán de quienes discuten si el perro que muerde a una niña es galgo o podenco. Al final, lo importante no es la raza del perro, sino que la niña está siendo mordida.
Ángel Serrano Vida
Suscriptor Badalona
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