La decadencia del zoo

Recientemente, visité el parque zoológico de Barcelona y lo que prometía ser una jornada ilusionante junto a mis hijas acabó en decepción absoluta. Después de 20 minutos de paseo, la sensación de desen­canto se acentuaba a cada paso. La escasez de animales y los carteles de “estamos mejorando las instalaciones” protagonizaban la perpleja mirada de los asistentes, que se esperaban otra cosa.

Para el recuerdo quedó aquella imagen de parque cuidado, con majestuosos animales que llenaban los espacios y aquella sensación de calidad que transmitía la ciudad posto­límpica que tanto brillaba. Ahora, a cada kilómetro recorrido, mi mirada atónita contemplaba un parque desfasado, descuidado y en clara decadencia.

Me sorprendió la cantidad de residentes y turistas que aun así visitan el recinto y se sorprenden, en voz alta, de la baja calidad del espacio. Si queremos apostar por un producto turístico de calidad, quizás tocaría empezar a replantearse el futuro del zoo.

Juan Muro de Sas

Sant Cugat del Vallès

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