Viendo las imágenes del fin del conflicto de Gaza, llama la atención el aspecto fornido y lustroso de los milicianos de Hamas en comparación con los escuálidos y desnutridos niños y niñas gazatíes, compatriotas suyos. El poder siempre come primero.
Xavier Cobos Barbé
Suscriptor Sant Pol de Mar
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