La broma de los grafiteros que ensucian las paredes impunemente nos cuesta una burrada de dinero a los contribuyentes habituales; esos que pagan y no pintan nada... ¿Tan complicado es instalar cámaras con inteligencia artificial para pillarlos? No hace falta un algoritmo de la NASA: basta con detectar a alguien que pinta una pared, a las tres de la madrugada, con capucha y mochila y una inspiración sospechosamente nocturna. Un ayuntamiento debería distinguirse por encontrar soluciones a los problemas, al menor coste posible (no se rían, por favor).
Así que señoras y señores del Consistorio, menos campañas de “sensibilización” y más acción: cámaras, IA y multas bien gordas.
Víctor Sagué
Barcelona