Malas carreteras

Cada vez que conduzco por la A-125, entre los municipios de Ayerbe, Biscarrués y Ardisa, me juego la vida. No es una exageración: los baches, los socavones y el tráfico pesado convierten estos diez kilómetros en una auténtica trampa. Mientras media provincia del Alto Aragón ve cómo se asfaltan sus carreteras, aquí seguimos esperando un mínimo de atención.

El proyecto está terminado desde hace tiempo, pero el Gobierno de Aragón, al parecer, sigue sin presupuestos para ejecutarlo. Y todo apunta a que el año que viene tampoco los habrá. Pedimos, al menos, cinco centímetros de asfalto que alivien el castigo diario de quienes transitamos por esta vía. Cruzarse con un camión es jugar a la suerte.

¿Cómo pueden ir diciendo que apuestan por el mundo rural si ni siquiera se puede llegar a él?

Heriberto Banzo Alastuey

Biscarrués

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