Improvisación total

Los programas de intercambio que algunos institutos ofrecen al alumnado de 3.º de ESO plantean dudas razonables sobre la coherencia y los objetivos reales de tales programas. ¿Quién decide los destinos? En teoría, el idioma vehicular debería ser el inglés (o el alemán, según el centro), pero en algunos casos los intercambios se realizan en países donde ninguno de estos idiomas es la lengua nativa. A ello se suma el coste económico, que ronda los 650-700 euros por alumno. Una cifra significativa, especialmente si se considera que en muchos casos la información ofrecida a las familias es escasa, y la organización, poco clara. La sensación general es de improvisación.

Si se trasladara esta situación al ámbito empresarial, equivaldría a operar sin estructura ni coordinación, confiando en que las cosas funcionen por inercia. No parece ­razonable que, a estas alturas, padres y madres deban seguir reclamando a los centros algo tan básico como una comunicación transparente, una gestión eficiente y una planificación rigurosa de estas actividades que han bautizado como “intercambio educativo”.

Maria Regidor

Barcelona

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