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Negar la mano
Mujer, 49 años. Dos hijas. Mamografía rutinaria en una preciosa mañana otoñal. Detectan un bulto que deben analizar practicando una punción. Asustada y semidesnuda en la camilla, busco la mano de la enfermera. Pero el médico lo impide. Debo estar bien quieta. El mundo se para, siento que las hojas de los árboles han dejado de caer. ¿Cómo se puede negar la mano en un momento así?
Aurelia Fernández Riera
Alella