Compasión selectiva

Todos nos hemos escandalizado por Gaza: pancartas en las calles, políticos emitiendo comunicados solemnes y las redes sociales ardiendo de indignación. ¿Y antes? ¿Dónde estaba esta conciencia colectiva cuando Bashar el Asad masacraba a su pueblo en Siria? ¿Dónde estaban las marchas y las lágrimas cuando hutus y tutsis se aniquilaban entre sí en África, mientras el mundo miraba hacia otro lado?

Nos rasgamos las vestiduras por unas víctimas mientras nos olvidamos completamente de otras. No porque su sufrimiento sea menor, sino porque la indignación se ha vuelto
selectiva: una solidaridad de temporada que se exhibe para tranquilizar conciencias.

Javier Riera Albó

Subscriptor Barcelona

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