No tengo nada en contra de los perros, pero sí contra algunos ciudadanos que los tienen como mascotas. Un ejemplo sobre incivismo y falta de respeto es no cumplir la normativa de ponerle un bozal al viajar en metro cuando el perro es de un tamaño considerable, ladra e intimida a otros usuarios. Esta experiencia la he vivido varias veces y al comentarlo al propietario de la mascota se ha enfrentado a mí. Otro ejemplo es no limpiar con agua los orines en las paredes o portales y tener que hacerlo los vecinos.
¿Pagan impuestos al Ayuntamiento los ciudadanos con mascotas por utilizar la vía pública para tal uso?
M. Dolores Gandía
Suscriptora Barcelona
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