En el 2025 aún sorprende que quedarse calvo se viva como un pequeño fracaso. La industria ofrece soluciones inmediatas pero no todo pasa por consumir: también hay identidad y naturalidad. Aceptar la cabeza propia –con o sin pelo– debería ser tan válido como cualquier tratamiento.Y mirar sin prejuicios.
Lluc Boneta
Tremp
Mostrar comentarios