Al observar el mapa del metro de Barcelona, llama la atención la curva que tiene la L5 a partir de Camp de l’Arpa, en dirección a Horta. Esa forma peculiar se debe al intercambio de trazados con la L2 realizado hace más de medio siglo.
Si se hubiera mantenido el plan original, el intercambiador de Sagrada Família seguiría existiendo, pero con los itinerarios invertidos: la L2 continuaría hacia Sant Pau-Dos de Maig, mientras que la L5 se dirigiría hacia Encants y formaría un eje casi paralelo a la L1, más lógico y eficiente para descongestionar la red, conectando Cornellà con Sant Adrià y Badalona.
Por su parte, la L2 uniría Horta con el centro de forma más directa y coherente. La red actual funciona bien, especialmente tras la ampliación de la L5 hasta Vall d’Hebron, pero, al mirar el mapa, es inevitable imaginar cómo sería hoy Barcelona si aquellas líneas hubieran seguido su trazado original.
Chenrui Pan
Barcelona