Impacto y reflexión

Hace poco, en Estados Unidos, Donald Trump se reía cuando le preguntaban al nuevo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, si consideraba al presidente un fascista. Mamdani intentó responder con prudencia y Trump intervino diciendo: “No pasa nada, puedes decirlo, es más fácil que explicarlo. No me importa”. La escena resume bien el panorama actual: impacto por encima de la reflexión.

En España ocurre algo parecido. Pedro Sánchez recibe un nivel de hostilidad constante; también Yolanda Díaz y, en el extremo opuesto, Santiago Abascal. Ser político siempre ha implicado asumir críticas, pero hemos pasado de la discrepancia razonable a la descalificación permanente. El foco se ha desplazado de las ideas a las personas, de los proyectos a las vidas privadas, de los argumentos al insulto. El ruido mediático y la confrontación personal acaban ocupándolo todo. Criticar a un personaje público es sencillo; afrontar un reto estructural, no tanto.

Nicolás Vila

Barcelona

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