Gastar en lotería

Cada año repetimos el mismo ritual: comprar décimos “por si acaso”, compartir participaciones y hablar de la lotería como si fuera una tradición inocente. Pero detrás de esa ilusión hay una realidad menos amable: la línea entre jugar por costumbre y caer en la ludopatía es mucho más fina de lo que pensamos.

Normalizamos gastar en lotería sin cuestionarlo, y muchas personas terminan invirtiendo en ella más de lo que pueden permitirse. Lo paradójico es que cuando sí toca, la vida no siempre mejora: familias que se rompen, amistades que se enfrían, decisiones impulsivas o un nivel de vida imposible de mantener. No se trata de dejar de jugar, pero sí de mirar esta tradición con un poco más de honestidad. La ilusión está bien, pero no a costa de la calma ni del sentido común.

Cloe Contel Ramospe

Sant Boi de Llobregat

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