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Mi marido me ayuda
Me llama mucho la atención cómo en tantas casas se sigue oyendo la frase: “Mi marido me ayuda mucho”. Uno “ayuda” cuando la responsabilidad es de otro. Pero en un hogar, ¿la responsabilidad no debería ser compartida?
Aun así, la realidad es que el reparto sigue siendo desigual, incluso cuando la mujer trabaja fuera tantas horas como el hombre, o más. El lenguaje lo delata. Y no es un detalle menor. Decir “ayuda” es aceptar que la tarea principal nos corresponde por defecto. Es perpetuar la idea de que lo doméstico es cosa de mujeres y que los hombres, cuando ponen una lavadora, están haciendo un favor.
Lucía Martincic
Punta del Este (Uruguay)