Personalidades

Rogaría que cuando una personalidad –y atención a la diferencia entre “personalidad” y “persona”– emite una opinión en medios de información, no se le disculpe esgrimiendo una “opinión personal”. Porque toda aquella persona con responsabilidades, ya sea el presidente de la Conferencia Episcopal Española o un jugador de la selección, deja de serlo para convertirse en personalidad.

Yo no tengo, como persona, la misma trascendencia mediática cuando opino. Antes de dar una opinión, una personalidad ha de ser consciente de a quién representa u opinar en pri­vado.

Juan Marín Martos

Molins de Rei

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