Cómo dejar de hablar de Donald Trump
El Burladero del Lector
Las redes sociales han resucitado la imagen del presidente de EE.UU. en una época en que el exceso de ruido da alas a la teoría de la espiral del silencio y que puede multiplicar cada vez más los seguidores del trumpismo
El Burladero' satírico regresa a 'La Vanguardia' en versión digital y de la mano de los lectores
En una semana en que solo se ha hablado de Donald Trump (con permiso del portero fumador del Barça, Wojciech Szczesny) nos hemos propuesto que no hablaremos del ya presidente de los Estados Unidos de América (y de otros continentes, si lleva a cabo sus amenazas expansionistas).
A partir de ahora, utilizaremos la letra T (igual que ya identificamos a su colega Elon Musk con la X) para referirnos al Lord Voldemort del siglo XXI, sí, “Quien-Tú-Sabes”, “El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado” o el “Innombrable”, igual que definíamos al siniestro antagonista de Harry Potter. Ustedes pensarán que preguntándonos cómo podemos dejar de hablar de T ya estamos hablando, de hecho, de T y, por lo tanto, estamos fomentando paradójicamente que se hable de T. Pero, este es un paso necesario para invitarles a reflexionar sobre la teoría de la espiral del silencio.
Las redes sociales, con X de punta de lanza, han resucitado la imagen del presidente de EE.UU., como quedó claro en las pasadas elecciones en las que fue claro vencedor. El trumpismo se alimenta (y se aprovecha) al máximo de esta época en que el exceso de ruido impera en las plataformas digitales y en los medios de comunicación. Irá a más, creciendo y creciendo cada vez más porque los estadounidenses adaptarán cada vez más su comportamiento y sus opiniones a las actitudes predominantes en su país, es decir, las que pregonan los seguidores de T.
A diferencia de la última vez que T fue presidente de los USA (USAG, si finalmente se comen a Groenlandia), ahora ha contando (y cuenta) con la ayuda más que entregada de Facebook y los demás altavoces digitales. De esta forma, se irá produciendo un fenómeno de contagio, captando cada vez más adeptos, ya que una opción aparentemente mayoritaria se acostumbra a extender por toda la sociedad si el momento es propicio, como ya enseñó el maestro nazi de la propaganda Joseph Goebbels.
Cuando la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, en su libro La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social (1977), nos habló de esta teoría, la televisión era ya un relevante medio de comunicación masivo. Pero, ahora, todos los mensajes del trumpismo tienen aún más poder de propagación con los millones y millones de seguidores en las redes sociales. T ha pasado de querer cerrar TikTok en EE.UU. a ofrecerle a su amigo Elon Musk que la compre, como hizo con X. Pero, además, hoy en día también entran en juego nuevas herramientas definidoras de la opinión pública, como la Inteligencia Artificial. No es extraño que una de las primeras medidas adoptadas por T haya sido apoyar el proyecto de IA Stargate, valorado en 500.000 millones de dólares.
Todo lo que significa T, además, traspasará fronteras, con imitadores en cada vez más países. Donde antes hablábamos de ultraderecha, ahora, simplemente, debemos referirnos a trumpistas españoles, argentinos, alemanes, ingleses, italianos... El nuevo Lord Voldemort tiene (y tendrá) seguidores en todas partes, porque sus mensajes serán globales, en buena medida, a través de las redes sociales. Noelle-Neumann nos planteaba que los individuos sondean continuamente el clima de opinión de su entorno, comparando lo que piensan con lo que es predominante, envalentonándose si sus ideas coinciden con las mayoritarias o cohibiéndose si se ven como parte de las minorías. De esta forma, la tendencia de la espiral de silencio es enmudecer a quienes tienen posiciones diferentes a las mayorías, aunque siempre habrá quien quiera luchar por que sus opiniones diferentes sean escuchadas, por tener voz propia. Pero, ¿realmente hay suficientes disidentes como para contrarrestar el emergente trumpismo? ¿Seguro que la Unión Europea puede ser un reducto de resistencia y contrapeso?...
La mayor parte de las personas tienen miedo al aislamiento, según apunta Noelle-Neumann, por lo que tienen tendencia a asociarse con la opinión imperante que identifican como mayoritaria. Y en ello tienen hoy un papel crucial las redes sociales, que ya están superando el poder de influencia de los medios de comunicación tradicionales. Ahora bien, si algo nos ha enseñado la historia es que todo es finito, T ni es ni será eterno. Nadie lo es. Todo pasa, todo se renueva, tarde o temprano, cuando el silencio se convierte en grito, cuando Harry Potter derrota a Lord Voldemort.
La espiral del silencio del trumpismo.