* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Comparto en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia esta serie de imágenes captadas en El Capricho de la Alameda de Osuna, uno de los más hermosos parques y jardines madrileños en los que sus 14 hectáreas son una borrachera para los sentidos, que se dejan embriagar por su encanto y fantasía.
No en vano allí se halla un bellísimo templete en honor al dios Baco, que alberga en su interior, así como la ermita del Cura, parterres, fuentes, cedros, hayas, pinos, castaños, plátanos, lilos, árboles del amor y un vergel sin fin, amén de una variopinta presencia de aves, ánades y cisnes, todo ello aderezado con un embarcadero de ensueño con su puente de hierro y su cascada en medio del estanque, jalonado por láminas de agua.
Construido el parque entre 1787 y 1839 para los duques de Osuna, en su recinto también está el palacio de la duquesa de Osuna, cuya principal impulsora fue la duquesa María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, mecenas de artistas, intelectuales y toreros, que fue frecuentado por las personalidades de la época y cuyas edificaciones, esculturas y jardines fueron modelados por los más ilustres artistas y jardineros.
Asimismo, podemos disfrutar de la Exedra, un templete de cuatro columnas de mármol al que se accede por siete escalinatas y en cuyo centro se halla un busto de la duquesa, obra de José Tomás. Se encuentra ubicada en la Plaza de los Emperadores, por estar tallados allí los bustos de doce emperadores romanos.
Proseguimos la marcha y nos topamos ante una bella fuente frente a la cual se encuentra el palacio de la duquesa de 1788, obra de los arquitectos Manuel Machuca y Mateo Medina, y a su vera, muy próximo un búnker de la Guerra Civil española para cuyo acceso hay visitas guiadas previa inscripción en el Ayuntamiento.
Dicho refugio, una de la principales construcciones militares de Europa, por el buen estado en que se encuentra, está situado 15 metros bajo tierra con una extensión de 2.000 metros cuadrados; en él el general Miaja, presidente de la Junta de Defensa de Madrid y el jefe del Ejército del Centro, tuvo su residencia hasta 1938, siendo ocupado posteriormente su puesto por el coronel Casado hasta el final de la guerra.
Pero allí, continuando por sus sendas podemos ver el Abejero, el Fortín y la Casa del Artillero, el Embarcadero con su Casa de las Cañas, su bello estanque con una cascada en su centro y sus láminas de agua y su puente de hierro.
En otra parte se halla el Casino de Baile y próximo a la salida, o a la entrada, según el curso de la marcha, la Casa de la Vieja, construida en 1795 a imitación de una casa de labranza y una auténtica casita de cuento de Hansel y Gretel.
Desde luego todo un jardín del que encapricharse. Esta es la ruta que os propongo en imágenes.

Entrada al recinto con su largo paseo

Bella fuente en un lateral del paseo

Exedra en la Plaza de los Emperadores

Fuente con el palacio de frente

Puerta de acceso al búnker de la Guerra Civil

Templete de Baco

Abejero

Fortín con su foso

Amplia explanada de césped con diversos árboles de gran porte

Esbeltas hayas con hojarasca a sus pies

Estanque con su cascada en el centro y sobre ella el monumento al III duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, y el embarcadero al fondo

Puente de hierro

Casino de Baile

Casa de la Vieja
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