Ruta de los emperadores y dioses por el parque de El Capricho de la Alameda de Osuna

Las Fotos de los Lectores

Del Templete de Baco y la Ermita del Cura a la plaza de los bustos, el legado de la duquesa Alonso-Pimentel

Ampliar Templete de Baco y Plaza de los Emperadores.

Templete de Baco y Plaza de los Emperadores.

Francisco José Eguibar Padrón

* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Hoy os voy a proponer en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia la ruta de los emperadores y dioses por el parque de El Capricho de la Alameda de Osuna en Madrid, un recinto de 14 hectáreas de fantasía y romanticismo, Bien de Interés Cultural, promovido en el siglo XVIII por la mecena de artistas y literatos, la duquesa de Osuna, María Josefa Alonso-Pimentel.

1. Templos y dioses

Templete de Baco y la Ermita del Cura

Entre los diversos caprichos de la duquesa que alberga el romántico jardín, se da la curiosa circunstancia de albergar en su seno templos profano y cristiano: el Templete de Baco y la Ermita del Cura.

Ampliar El Templete de Baco.

El Templete de Baco.

Francisco José Eguibar Padrón
Ampliar Templete de Baco.

El dios Baco.

Francisco José Eguibar Padrón

  • El Templete de Baco, de forma elíptica, y una de las edificaciones más bellas del recinto, es obra del escultor José Guerra y el marmolista Ramón Pardo. En sus inicios albergó a una diosa Venus (Venus de Médicis), realizada entre 1793 y 1797 por el escultor Juan Adán, que fue trasladada a principios del siglo XIX a otra construcción del interior del parque, el Abejero. Desde las primeras décadas del siglo XIX obra en su interior la estatua actual del dios Baco.
Ampliar El Templete de Baco.

El Templete de Baco.

Francisco José Eguibar Padrón
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Baco en su templete.

Francisco José Eguibar Padrón

  • Entre 1792 y 1795 se llevaron a cabo por toda la finca diferentes edificaciones, una de las cuales es la de la Ermita del Cura, obra de Ángel María Tadey. La ermita llegó a tener en su interior un sorprendente autómata colocado en 1816, en lugar, de alguna manera, de los dos ermitaños que anteriormente allí residieron: fray Arsenio, que vivió en ella 26 años hasta su muerte en 1812, siendo enterrado, al parecer, bajo una pirámide junto a la ermita y su amigo Eusebio que lo sucedió hasta la colocación allí del mencionado muñeco autómata. Cuenta la leyenda que por la noche en el parque se escuchan los lamentos de fray Arsenio y que su fantasma recorre sus jardines. Tardey quiso que la edificación tuviera un aspecto ruinoso pintando, dotando a sus muros de trampantojos con falsas grietas y cubiertos en parte de musgo. En 2001 se restauró el edificio reconstruyendo el pórtico lateral de madera. En el interior, hoy, puede verse de nuevo la decoración original de un templo en ruinas. En los laterales del altar hay unas falsas ventanas, simétricas a las auténticas de la fachada principal, donde estaban ubicadas las campanas.
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Ermita del Cura.

Francisco José Eguibar Padrón
Ampliar Ermita del Cura.

Otra perspectiva de la Ermita del Cura.

Francisco José Eguibar Padrón

2. Emperadores

Exedra y los bustos

El Capricho es un parque que vale un imperio, como veremos en esta otra serie de fotografías. Fue declarado en 1934 Jardín Artístico y hoy es Jardín Histórico. Las imágenes son de una de tantas zonas de recreo y caprichos de la duquesa promotora del parque, la duquesa de Osuna, María Josefa Alonso-Pimentel, y en concreto de la Plaza de los Emperadores. 

Ampliar Plaza de los Emperadores.

Plaza de los Emperadores.

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El monumento principal que preside la plaza es conocido como la Exedra, en cuyo centro se halla un busto de la duquesa, mandado erigir por su nieto y heredero, el duque Pedro Alcántara Téllez Girón. 

Ampliar Plaza de los Emperadores.

Uno de los bustos de la Plaza de los Emperadores.

Francisco José Eguibar Padrón

Los diez bustos repartidos por el perímetro de la plaza corresponden a seis emperadores romanos y a cuatro filósofos o escritores de la Antigüedad, de los cuales se desconoce la fecha exacta de su realización y fueron adquiridos por un antepasado de la duquesa, el duque de Gandía, que en 1689 los mandó traer desde Italia para decorar su palacio. 

Ampliar Plaza de los Emperadores.

Otro de los bustos de la Plaza de los Emperadores.

Francisco José Eguibar Padrón

La duquesa de Osuna, también duquesa de Gandía, mandó que fueran trasladados a El Capricho, en donde se instalaron en 1815. Entre 1986 y 1992 se llevó a cabo la restauración del conjunto escultórico y su reinstalación, después de haber permanecido almacenado durante el siglo XX.

Ampliar Plaza de los Emperadores.

Plaza de los Emperadores.

Francisco José Eguibar Padrón
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