* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Foz, perla del Cantábrico, por su brillo podría ser una caballa. Su nombre viene de faucem, focem, faz, boca o garganta, la desembocadura del Río Masma. Barra de arena, lengua de agua, muerde el mar. Nombre hermano de Alfoz, del árabe al harum, eran los terrenos o lugares dependientes de una villa más poderosa. Similar sonido, el de Fazouro, la faz del Río Ouro. Todas, tierras unidas.

Costa de Foz.
A orillas de este oasis los humanos se entremezclaron con lo acuático. En Fazouro hay un castro marino del II ac. A Mariña fue zona de la tribu de los Egovarri Namarini.

Mar brava en Foz.
En la otra rivera, está la vecina Barreiros. Al que se atribuye uno de los documentos más antiguos de España, el del Rey Silo de 775. Citaba un cenobio por estos lares. Una política de poblar. Quizás germen de la Basílica de San Martín de Mondoñedo, creada a principios del primer milenio. Es la catedral en pie más anciana del país, concentradora de poder, histórica sede de Mondoñedo, Bretoña, y Dumio,

Iglesia de Foz.

Pinturas de Foz.

Exterior de la iglesia, en Foz.
El templo era y es un pastel relleno de tesoros, que intentaron tomar, atacando. Una de esas ocasiones originó la leyenda popular del Bispo Santo. Cuando el Obispo San Gonzalo, Gundisalves, obró un milagro cual Moisés abriendo las aguas, hundió naves enemigas con su báculo. Un bastón rematado en serpiente de oro enroscada, hallado en su sepulcro en 1648, siglos después de su muerte. Es la historia de una invasión de flotas vikingas o musulmanas.
La gente desconoce que aquello tuvo visos de realidad. Pudieron perecer, al ser víctimas de una tormenta o tempestad. O caer ante el hermano pequeño de Gonzalo, Rodrigo de Traba, dictus marinus, el marino, herederos del Faro o Torre de Hércules, al que sumaban embarcaciones para proteger la costa, apoyadas por tierra...

Paisaje de Foz.

Restos del pasado de Foz.
Desde las montañas de Santa Cilla do Valadouro, se divisan las llanuras del valle y el mar. Perfecto promontorio, donde construyeron una fortaleza, de refugio y resistencia. O Castelo da Frouxeira del siglo IX. Allí se atrincheró en 1481 el poderoso Pedro Pardo de Cela, asediado por las tropas de los Reyes Católicos, comandadas por Fernando de Acuña, cuñado de Juan de Vivero.

Perspectiva del paisaje de interior, en Foz.
Tierra de nobles y pazos. Como el del Conde de Fontao, título concedido por Isabel II a José María Moscoso de Altamira Quiroga, presidente del Senado, Señor de Fontao. Un lugar rodeado de más de un centenar de hectáreas, donde brotan hasta secuoyas, plantadas por el musicólogo Carlos Romero de Lecea, hoy de Jose Manuel Romero Moreno, asesor jurídco del Rey. Campo para el cantar de las aves.

El verde y las montañas, en Foz.
En Fontán suena a música, al sonido de los sueños, que emite el Festival Val y Gay. Promovido por Enrique Rodríguez Baixeras. Cinco hijos de focense rendidos al arte. Entre otras, Enrique filmó la primera película rodada en gallego, O documento. Y O Cadaleito en 1976, con Trueba como ayudante de dirección… rodadas en Nois, Fontao, Valadouro.

Disfrutando del paisaje, en Foz.
También hay arte fabril. A los pies de la playa principal, montó una industria, Damián López, Damlo, empresario conservero y aserradero, patrimonio que su hijo legó en forma de fundación. Riqueza emprendedora que renace en Arnau Sierra, vicepresidente de Inditex, gestor de Pontegadea, una de las carteras inmobiliarias más potentes del planeta, con rascacielos en NY , Chicago, Londres, Hong Kong...
Y en Cuba, Argentina, Uruguay… también hizo presencia este pueblo pesquero. Los focenses cruzaron el charco. Como recuerdo, las casas indianas de Cangas, que debieron inspirar en la niñez a Martin Fernández Vizoso, amante del emigrante, memorias de mariñáns.

Vestigios del pasado de Foz.
En la misma iglesia parroquial de Cangas crece una morus nigra, moreira negra, al que llaman árbol de los quebrados. Otro árbol singular o senlleiro es el eucalipto azul de Reiriz en la Casa Reimunde.
De lo verde a lo azul. Alrededor del mar gira su ecosistema y origen. Amor Meilán fantasea con una factoría fundada por los tartésicos, pueblo atlante talasocrático. Antiguamente Foz, se conocía como Porto de Masma, con bastante actividad desde el siglo XVI. La pesca transformó Foz, desde la caza de la ballena a la sardina. Una simbiosis, mar y marinero, trabajo comunitario, recreada en la obra de Xosé Vizoso, a trozos, escamas de cerámica, sobre el mural de contención de la portuaria Iglesia de Santiago el pescador.

Alrededores de Foz.
Se precisó montar armadas, o barcos con los que salir a faenar. La fama le vino a Foz. que se erigió en escuela de astilleros y carpinteros de ribeira. Desde Espiñeira, de donde salieron entre 1918 y 1921, buques como el Electra del Masma, pasando por las atarazanas de Abelino, Nécega, Santiago , Morenos, David del Riego… Auge de construcción naval, que exportó a Galicia, el Cantábrico y Canarias. Hasta el escudo de Foz habla, representa una fragata con velas y mástiles.
Su belleza llamó la atención, Lugo la hizo su playa. Crecieron negocios hoteleros como López-Leytón, Bahía… Llegaban con maletas y ganas de refrescarse en sus aguas. Acantilados bajos y rectos y arenales de Rapadoria, Peizás, Llas, Pampillosa, Arealonga, Areoura, Xuncos, Polas, Fondás, Alemanes… Ya a finales del XX sería todo un referente turístico HollyFoz, con un cartel en la montañas como en Los Ángeles.

Entorno rocoso de Foz.
Y de letras peca. La escritura no fue ajena a Foz. Desde aquí Ramón Salgado Toimil, maestro se comunicó con la intelectualidad. O Suso Fernández describe Foz al mundo en la guía Everest. Es la tierra de la Voz de A Mariña, Mar García. Y de Luisa Castro, directora del Instituto Cervantes en Nápoles, Burdeos o Dublín. Donde tuvo farmacia desde 1901, Antón Vilar Ponte. En esta tertulia de rebotica se fundaron en 1906, la revista anti-caciquil Guau Guau , con el poeta Noriega Varela y el inspector de aduanas Camilo Cela Fernández.
El padre del premio Nobel, Camilo José Cela Trulock se llevaría algo más que una publicación. Una castaña recogida del mar. Camilo siempre la llevaba en el bolsillo de su chaleco, probablemente su amuleto más preciado. Tanto que al partirse en dos, decidió unirla con un filo de oro. La mostró en su emblemática entrevista de A Fondo. La castaña salada, traída por las olas, encierra dentro la esencia focega, leyendas, letras, salitre y ultramar.

Foz desde la costa.
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