* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Comparto en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia estas fotografías realizadas en la madrileña calle de Alcalá, en un tramo de apenas 100 metros entre los números 96 y 100, lugar de residencia el primero de Federico García Lorca, de 1933 a 1936, y del poeta peruano César Vallejo, el segundo, en 1931.
Ambos genios de la poesía y el teatro llegaron a conocerse, no en esa calle, porque aunque coincidieron en espacio, no así en el tiempo, pero sí en París cuando ambos poetas vivieron en la capital francesa.

Placa en la fachada del edificio donde vivió Lorca en la calle de Alcalá.
Los dos nacieron en la misma década, César en 1892 en Santiago de Chuco (Perú) y Federico en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898, y también ambos literatos fallecieron en la misma década, César Vallejo en 1938 en París, de tuberculosis con 46 años, y García Lorca en Granada en 1936, asesinado por los sublevados contra la República.
Como se ha dicho, “García Lorca era más peligroso con la pluma que muchos otros con el fusil”. Ambos rapsodas amaban a la República, y César Vallejo poco antes de morir, sufriendo con su devenir por la guerra, escribió su bellísimo poema, España, aparta de mí este cáliz.

Placa del lugar donde vivió César Vallejo en la calle de Alcalá.
Lorca es considerado el poeta de mayor influencia y también cima de la dramaturgia de la literatura española del siglo XX. César Vallejo, por su parte, es uno de los mayores innovadores de la poesía universal del siglo XX, y según el poeta y crítico literario británico Martin Seymour-Smith, “el poeta más grande del siglo XX en todos los idiomas”. En su placa se puede leer: “Cuando alguien se va, alguien se queda. El punto por donde pasó un hombre ya no está solo”.
Qué lujo poder pasear por ese tramo donde lo hicieron antes estos dos genios. ¿Hay cien metros en otro lugar del mundo que puedan rezumar mayor genialidad? No.

Monumento en bronce dedicado a Lorca en la plaza de Santa Ana de Madrid mirando hacia el Teatro Español.
Lorca tiene un monumento en bronce en la plaza de Santa Ana de Madrid mirando hacia el Teatro Español, el género literario al que tanto amó y dio más todavía, obra de Julio López Hernández. El poeta sostiene entre sus manos una alondra (o un ruiseñor) a punto de volar, aves que aparecen en la poesía lorquiana.

Lorca sostiene entre sus manos una alondra (o un ruiseñor) a punto de volar.
Un busto de César Vallejo en bronce se halla en la madrileña calle del Pintor Rosales, frente al consulado peruano. La obra fue donada a España por la Embajada de Perú.

Busto de César Vallejo en bronce, en la madrileña calle del Pintor Rosales.
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