La gran paradoja de la ternera

Las Fotos de los Lectores

Hay que cuestionar el lenguaje que enmascara realidades y a ser más conscientes de las implicaciones de nuestras elecciones alimentarias, porque, este caso en el Val d'Aran, visualiza que “la víctima no es quien crees”

Ampliar Ternero con esa mirada curiosamente tímida.

Ternero con esa mirada curiosamente tímida.

Alfonso Fadeuilhe

* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Estas fotografías, tomadas para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia en el Val d' Aran, congelan un instante de serenidad, de contemplación. Los sujetos, un ternero con esa mirada curiosamente tímida, representa la esencia misma de la vida joven, llena de potencial. La siguiente instantánea muestra dos terneros tumbados con mirada perdida en estado de meditación.

Como fotógrafo amateur mi objetivo era capturar esa belleza efímera, la delicadeza de sus cuerpos medio ocultos por la maleza.

Sin embargo, estas imágenes también son el punto de partida ideal para una reflexión incómoda pero necesaria que desafía nuestra terminología cotidiana. ¿A qué nos referimos cuando pedimos “carne de ternera” en la carnicería?

Equivocadamente, muchos asocian la palabra “ternera” con la hembra de la vaca, pero la realidad del plato que llega a nuestra mesa es mucho más compleja y, a menudo, más trágica para el protagonista.

El término “ternera” se ha generalizado en el lenguaje culinario para designar la carne de bovino joven, independientemente de su sexo. Es un término comercial que apela a cualidades percibidas como suavidad y fineza. No obstante, etimológica y biológicamente, una ternera es la hembra joven que no ha parido, destinada principalmente a la reposición del rebaño lechero o, en su caso, a la producción de carne de mayor edad.

La carne que culturalmente conocemos como “de ternera” proviene predominantemente de terneros machos, como los de la fotografías. Estos animales, a menudo subproductos de la industria láctea (donde solo se necesitan hembras para la reposición), son sacrificados a una edad muy temprana, generalmente entre los 4 y 8 meses de edad, antes de que desarrollen una musculatura firme. Es esta juventud extrema la que proporciona esa textura “melosa”, pálida y tierna tan valorada.

Estas fotografías, entonces, son más que la imagen de un animal bonito. Es un recordatorio visual del origen de nuestros alimentos. Nos invita a cuestionar el lenguaje que enmascara realidades y a ser más conscientes de las implicaciones de nuestras elecciones alimentarias.

Ampliar Dos terneros tumbados con mirada perdida en estado de meditación.

Dos terneros tumbados con mirada perdida en estado de meditación.

Alfonso Fadeuilhe
Lee también ■ ¿CÓMO PUEDO PARTICIPAR EN LA COMUNIDAD DE LA VANGUARDIA?

¡Participa!

¿Quieres mostrar tus fotografías?

Los interesados en participar en Las Fotos de los Lectores tan solo deben escribir un email a la dirección de correo de nuestra sección de Participación ([email protected]) adjuntando la fotografía, explicando detalles de cómo y dónde fue tomada y aportando los datos del autor para la firma de la imagen. Es importante indicar en el asunto del correo: ´Fotos de los Lectores´.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...