* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
El fenómeno político Milei se estudiará en las facultades de ciencias políticas de todo el mundo durante las próximas décadas. Fue la primera vez en la historia que un político desconocido para el gran público, sin un partido político adecuadamente armado a nivel nacional, en seis años, fue capaz de ganar democráticamente la Presidencia de una gran nación.
En un contexto de crisis económica, el Presidente Milei envió al pueblo argentino mensajes económicos llamativos, cargados de optimismo y confianza en sus posibilidades de éxito. Propuso medidas realmente provocadoras, como la dolarización de la economía argentina, y otras extravagantes, como la supresión del Banco Central. Creó el icono político de la motosierra para hacer referencia al futuro recorte de gastos públicos, uno de sus pilares electorales.
En ocasiones utilizaba expresiones vacías de contenido pero que sonaban técnicamente muy bien. Por ejemplo, para indicar que la economía argentina necesitaba equilibrar sus cuentas fiscales, utilizó expresiones del estilo siguiente: “Tenemos que recalcular la ecuación económico-financiera del contrato”. Todas estas ideas se combinaban con frases altisonantes, que fueron repetidas en múltiples ocasiones, como: “Soy especialista en temas de crecimiento económico con o sin plata”.
La campaña electoral de Javier Milei fue rupturista, porque habitualmente citaba ideas o frases de Bastiat, Mises, Hayek, Rotbard, Huerta de Soto, etc. Casi nadie del pueblo llano había oído antes hablar de estos pensadores. Igualmente idealizó figuras históricas liberales argentinas, como Juan Bautista Alberdi, que paradójicamente era contrario a la dolarización del Estado que él prometía.

El presidente de Argentina, Javier Milei, con la secretaria general de la Presidencia de Argentina, Karina Milei, mientras asisten a un mitin del partido La Libertad Avanza.
También exaltó a personalidades coetáneas. Fue el caso del Dr. de Economía Domingo Cavallo, del que llegó a decir que fue el mejor ministro de economía de la historia argentina, cuando un par de años opinaba que era “impresentable”.
Repitió hasta la saciedad una famosa definición del Dr. de Economía Alberto Benegas Lynch: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social”.
Durante su campaña electoral realizó fuertes acusaciones a los líderes de la oposición, y en particular hacia personas que habían asumido cargos de responsabilidad en gobiernos anteriores. Nunca faltaron los insultos y gravísimas descalificaciones hacia políticos y científicos sociales de izquierdas, como Keynes. Así, por ejemplo, a Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, dijo que era un “zurdo de mierda, que puedo aplastar”.
El fenómeno Milei solo es entendible si admitimos que a) Argentina es un país con un sistema democrático consolidado y b) que se generó una gigantesca pérdida de confianza en los partidos tradicionales, incapaces de solucionar los problemas económicos y sociales.
El fracaso de los gobiernos de izquierda y de derecha está provocando en todo el mundo el florecer de líderes políticos que aparentemente aportan aire fresco y una admirable convicción en sus ideas.

Javier Milei durante una intervención en Madrid.
En verdad este fenómeno no es nuevo. Desde finales del siglo XIX, las ideas de los intervencionistas de izquierda y de derechas fueron adquiriendo mayor protagonismo e hicieron desaparecer de la escena política las ideas liberales y conservadoras. Así, el liberalismo quedó arrinconado durante gran parte del siglo XX en muchos países de Europa.
En España, el fracaso de los partidos liberales y conservadores durante todo el siglo XIX provocó el surgimiento de los planificadores de izquierda y de los centralizadores de derechas. Así unos afirmaban tener la solución basándose en los aciertos de la economía de Mussolini y otros, por el contrario, consideraban que la solución había que buscarla en éxito del modelo económico ruso, basado en la planificación económica radical, la supresión de las clases y la propiedad privada.
La sociedad española se polarizó radicalmente, dando lugar a la Guerra Civil de 1936. Algo similar ocurrió en Alemania años después. El fracaso de los partidos e ideas tradicionales provocó en Alemania el cambio de paradigma ideológico y el amanecer del nacional socialismo.
La velocidad de propagación es la única diferencia de fondo de estos fenómenos respecto al argentino. Pero, ¿por qué vienen fracasando los partidos tradicionales en todos los países durante los últimos doscientos años? ¿Qué ocurre cuando partidos jóvenes, con líderes inexpertos acceden al poder? ¿Está Javier Milei sacando del fango a Argentina o está agrandando los problemas del país?
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