Los juegos infantiles en las pinturas de Goya

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La Ilustración considera a los niños sujetos, personas con derechos y se les ofrece educación y sanidad

Niños inflando una vejiga.

Niños inflando una vejiga.

Dominio Público

* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Goya nace en Fuendetodos (Zaragoza) en 1746 y estuvo allí hasta 1760. Es la época de la vida en que se adquieren las aficiones, los prejuicios y los conocimientos.

 Cartones para tapices

Una vez convertido en artista, Goya representa sus recuerdos con sinceridad y amor a las diversiones de los niños lugareños. Participa en los Cartones para tapices por encargo del pintor neoclásico Mengs para la Real Fábrica de Tapices de Madrid.

Según García Mercadal, “hasta la llegada de Goya la pintura española se empadrona en la fábula, la mística y la historia.” En los siglos XVIII y XIX, la Ilustración emergente en Francia, Inglaterra y Alemania,  considera a los niños sujetos, personas con derechos y se les ofrecen medidas educativas y sanitarias de forma progresiva.

Goya ensancha los cauces artísticos con escenas populares dando importancia a la infancia y al juego infantil. Crea un mundo lleno de colorido, de gracia, de sublimación, de lo popular madrileño. 

El niño del carnero.

El niño del carnero.

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Rompiendo la tradición rechaza escenas de aldeanismo falso e inconcreto o las tópicas escenas mitológicas para llevar a los tapices la vida concreta de Madrid con niños y personajes arrancados en plena vitalidad del bullicio festivo de las riberas del Manzanares.

Goya ensancha los cauces artísticos con escenas populares dando importancia a la infancia y al juego infantil

En estos cuadros hay alegría y también crítica social a la pobreza del momento. En los juegos infantiles, unos juegan a los soldados o a los toros; otros buscan nidos, mientras sus compañeros se pelean por unas castañas o saltan alegremente.

Goya refleja en cada una de las caras de los pequeños desde la inocencia infantil, hasta la ternura e incluso sus pensamientos más traviesos. Los niños también juegan como siempre lo han hecho a imitar a los mayores. En estos lienzos aparecen convertidos en militares, incluso se disfrazan de reyes o generales.

Aparecen rasgos impresionistas y naturalistas en sus pinturas, Según José Gudiol, “Goya mezcla la impronta indeleble del mundo cortesano y la gracia del mundo popular que siempre alternaron en la mente del pintor”.

1. Niños buscando nidos de pájaros

Niños buscando nidos de pájaros.

Niños buscando nidos de pájaros.

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Goya pinta a algunos niños vestidos con el hábito de monje como exvoto ofrecido por la curación de alguna enfermedad y con sus cabezas al descubierto o tapadas con un pañuelo.

La tiña era enfermedad frecuente en la época relacionada con la falta de higiene y malnutrición y describe con sus pinceles estas lesiones en la cabeza de los niños

Llama la atención la presencia de niños muy pequeños en la escena que presentan aspecto angelical.

2. Muchachos cogiendo fruta

Tema recurrente, los niños trepando por los árboles. Se observa un niño descalzo y afectado de tiña. Santiago Ramón y Cajal dice que “el robo de frutas es necesario para reponer la glucosa consumida en los juegos infantiles”.

Muchachos cogiendo fruta.

Muchachos cogiendo fruta.

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Muchachos cogiendo fruta.

Muchachos cogiendo fruta.

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También era aficionado a explorar los nidos de pájaros y los cuidaba muy bien. Hay analogías a estudiar entre Goya y Cajal. Goya nos obsequia en este cuadro con un bodegón en primer plano.

3. Muchachos jugando a soldados

Niños jugando a soldados.

Niños jugando a soldados.

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Aparece la escopeta, tambor y un campanario de feria. El protagonista parece un rey rodeado de vasallos, incluso uno le suplica arrodillado. Las miradas infantiles, bien captadas, son dominadoras, sumisas y pícaras.

4. Las gigantillas

Las gigantillas.

Las gigantillas.

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Dos niños llevan a hombros a dos mas pequeños, con ropas mas elegantes. A lo lejos, montes y arboledas. Las fuertes pinceladas llaman al impresionismo. Fue para el despacho del rey Carlos IV.

5. El paso o el marro

El paso o marro.

El paso o el marro.

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Goya presta gran atención al paisaje. El fondo podría ser la iglesia de los Jerónimos. Se ha encontrado cierta relación con pinturas de Michel Ange Houasse que realizó durante su estancia en España ( 1680-1730)

6. Niños jugando a los toros

Niños jugando a los toros.

Niños jugando a los toros.

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Se ve algún exvoto clerical y niños vestidos con ropa elegante y otros descalzos con harapos. La crítica social es continua. Picadores, banderilleros y espectadores diversos. El niño con hábito de monje prepara el estoque. Algunos críticos ubican la escena en los arcos del Puente de Piedra de Zaragoza.

7. Niños con mastines

Niños con mastines.

Niños con mastines.

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Se distingue bien la vestimenta del niño en primer plano con zapatos de hebillas plateadas. Apenas de distingue el segundo mastín. Goya presta atención al paisaje. La naturaleza fue su tercer maestro después de Velázquez y Rembrandt.

8. Niños jugando a la peonza

Niños jugando a la peonza.

Niños jugando a la peonza.

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Hay un toque rococó italiano que tiene aires de Tiépolo o de Piazetta. Goya regresaba de su etapa italiana por Parma donde consiguió un segundo premio y de Roma donde pintó sus magníficos cuadernos de apuntes.

9. La era o el verano

La era o el verano.

La era o el verano.

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Descanso de los segadores durante la trilla. Juegos de niños vigilados atentamente por la madre. Se distingue una maternidad, una paternidad. Unos emborrachan a otro ,se ríen y se ve la bota de vino casi vacía. Una camisa blanca otorga luz al cuadro como en Los fusilamientos del 3 de mayo,Dos caballos, magníficamente descritos . Unos niños juegan en un carro de espigas.

Un labriego con el rastrillo prepara la trilla con la gran piedra de la izquierda. Amenaza una tormenta de agosto. Un cuadro “con olor a trigo”. Un canto a la familia y al campo de estilo costumbrista naturalista como posteriormente lo harían Jules Breton o Jean François Millet. Fue destinado al comedor de los Príncipes de Asturias.

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