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Atribuida a Pithócritos de Rodas, La Victoria de Samotracia (190 a. C) está considerada una de las obras maestras del arte helenístico. Es una de las esculturas más admiradas del mundo y un símbolo del arte clásico. El poeta Rainer Maria Rilke vio en esta escultura “una imperecedera recreación del aire griego en lo que tiene de vasto y de grandioso”.
La Victoria (Niké) de Samotracia es una escultura rodia de la escuela helenística en mármol que representa a la diosa alada Niké (Victoria, en la mitología romana) posándose en la proa de un barco. Fue encontrada en 1863 en la isla de Samotracia.
Exhibe un dramatismo único, típico de la escultura helenística, con sus ropas agitadas por el viento, aunque carece de cabeza y brazos. Se encuentra en una ubicación preferente en el Museo del Louvre de París en lo alto la escalera Daru del ala Denon, lo que realza su monumentalidad. Es una de las mejores joyas de este magnífico museo.
Tiene una altura de 2,75 metros y se esculpió en mármol hacia el 190 a. C. Procede del santuario de los Cabiros en Samotracia. Pertenece al estilo barroco y dramático de la escuela escultórica rodia (Rodas), característico del período helenístico. En la mitología romana su equivalente es Victoria, aunque carece de mitología propia.
Relevancia e impacto
La Victoria de Samotracia es una de las obras más icónicas del arte griego helenístico, que valora la expresividad, el movimiento y la emoción. Es admirable la maestría con la que se sugiere el movimiento en el sinuoso equilibrio de la figura.
La figura femenina de la Victoria con alas se posa sobre la proa de un navío, que actúa de pedestal de la figura, cuyo cuerpo presenta una leve torsión.
Es una de las obras más icónicas del arte griego helenístico, que valora la expresividad, el movimiento y la emoción
Va envuelta en un fino chitón (pieza de tela que envolvía al cuerpo, con abertura para el brazo y sujeta a los hombros con dos broches) y un manto, ropajes que se adhieren al cuerpo dejando traslucir su anatomía, que recuerda a la técnica de «paños mojados» de las obras de Fidias. El manto forma un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas.

'La Victoria de Samotracia' en el Louvre.
La diosa Niké
La estatua muestra a Niké con las alas desplegadas y las vestimentas agitadas por el viento, simbolizando el movimiento, el triunfo y la fuerza del viento marino.
Fue encargada para celebrar la victoria naval del Mioneso, probablemente la victoria de Rodas sobre la flota del rey seleúcida Antíoco III de Siria en 190 a.C. en la que Roma luchaba por la dominación sobre el Mediterráneo oriental y Grecia .
El descubrimiento por Charles Champoiseau
Fue encontrada en fragmentos por Charles Champoiseau en 1863 en el Santuario de los Grandes Dioses de Samotracia. Champoiseau nació en Tours en 1830. No era arqueólogo de profesión, sino miembro del cuerpo diplomático francés, aunque quizá su interés por la historia le vino de su padre, miembro fundador de la Sociedad Arqueológica de Turena.
En 1862, Champoiseau era cónsul en Adrianópolis (Edirne), en el Imperio otomano. En 1875, arqueólogos austríacos descubrieron grandes bloques de mármol gris de la cantera de Lartos, en la isla de Rodas, que, correctamente ensamblados, representaban la proa de un barco de guerra.

Panorámica de la ubicación de 'La Victoria de Samotracia' en el Louvre.
Rápidamente asociaron estos bloques con algunas monedas helenísticas en las que la Victoria aparecía representada de pie sobre la proa de un navío. Sin duda esos bloques pertenecían a la base de la estatua. Cuando Champoiseau recibió la noticia, hizo las gestiones necesarias para trasladar los bloques de mármol a París.
La cabeza y los brazos originales no se han encontrado, aunque algunas partes de la mano derecha y un ala restaurada se han añadido a la escultura.
Las primeras excavaciones arqueológicas fueron obra de la misión francesa Deville y Coquart en 1866, tras el espectacular descubrimiento en 1863, por el cónsul francés en Adrianópolis, Champoiseau, de la célebre estatua de la Victoria, hoy en el Louvre.
Las primeras excavaciones arqueológicas fueron obra de la misión francesa Deville y Coquart en 1866
Luego, el arqueólogo alemán Alexander Conze exploró el sitio en 1873 y 1876: sacó a la luz el Ptolemaion y la estoa de Filipo, e hizo excavaciones superficiales en el Hierón, en el Arsinoeion y en el Témenos.
Champoiseau regresó en 1891 a buscar los bloques de la proa del barco sobre los cuales la Victoria fue instalada en París, y descubrió en esta ocasión el teatro.
La mitología de Niké
En la mitología griega, Niké es la diosa y personificación de la «victoria» o «triunfo». Se la representaba a menudo como una pequeña escultura alada en la mano de otro dios más importante, como Zeus o Atenea, su aliada. Presidía las competiciones atléticas y las disputas militares.
En el transcurso de las guerras médicas (las invasiones persas a Grecia), tras la victoria ateniense en la batalla de Maratón (490 a. C.) es conocida la historia del soldado Filípides que corrió 42 km desde las playas de Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria, al grito de «¡Niké!» («¡Victoria!»), para luego desplomarse.
Hesíodo la hacía hija del titán Palas y de Estigia, siendo hermana entonces de Bía (la Violencia), Zelo (el Fervor) y Cratos (la Fuerza). Homero la hace, en una versión diferente, hija de Ares. Ares (¡Oh defensor del Olimpo! Padre de la belicosa Victoria) (Niké). Destaca su Templo de Atenea Niké en la Acrópolis de Atenas . Suele aparecer representada con alas y portando una palma o una guirnalda de laurel.
Representaciones de Niké:
- Victoria de Samotracia (actualmente en el museo del Louvre)
- La pequeña estatua en la mano del Zeus de Olimpia,
- Niké es una emisaria de Atenea enviada para auxiliar a Zeus en su batalla contra Tifón ,en la Dionisíacas de Nono de Panópolis.
- Diosa que juzga la excelencia de los dioses y los mortales en la competición.
- Selecciona la grandeza de las virtudes de un dios o un mortal durante la guerra, donde Niké a menudo se encuentra junto al vencedor.
En Las Metamorfosis de Ovidio, el destino de la guerra entre Mégara y Creta «se mantuvo en suspense, y día tras día Niké planeaba con alas inciertas». También observaba cualquier virtud en la música o en el atletismo, por ejemplo, el victorioso atleta Eutímenes de Egina «cayó dos veces en los brazos de la Victoria» y alcanzó la fama. Su equivalente en la mitología romana era Victoria, con quien se consideraba que Minerva (equivalente a Atenea en la mitología romana) se había criado en la infancia
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