* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Todo embarazo debe ser controlado periódicamente por el tocólogo, en varias vertientes:
- Aspectos biológicos.
- Salud y equilibrio psicológico óptimo de la madre.
- Enfermedades o circunstancias que pueden afectar al futuro bebé, como:
- Enfermedades infecciosas: toxoplasmosis, rubeola, hepatitis B, varicela, VIH, tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual (sífilis, gonococia, clamydia)
- Medicamentos y sustancias teratógenas: oro, litio, isotetreonina, ácido valproico, warfarina, metales pesados, disolventes orgánicos
- Antecedentes personales: diabetes, hipertensión, enfermedades tiroideas, enfermedades cardíacas, renales, y enfermedades hematológicas, por ejemplo, trombocitopenia inmune.
- Antecedentes genéticos familiares.
- Conductas sanitarias adversas: consumo de tabaco, alcohol, sustancias de abuso.
- Nutrición y trastornos alimentarios.
- Crecimiento y desarrollo fetales (ecografías).
Todas estas circunstancias deben estar controladas por el equipo tocológico, aunque es prudente tener constancia de que es así. Hemos conocido algunos casos donde la primera visita del embarazo se realizó en la sala de partos.
Aspectos psíquicos
El embarazo requiere un equilibrio psicológico óptimo. La futura madre tiene dos cuestiones a considerar:
- Admitir el nuevo papel social que la maternidad le impondrá, girando alrededor de su futuro hijo
- Aceptar a su hijo como es, aunque no corresponda con el bebé soñado. Intentará establecer un vínculo afectivo: “Bailar con el bebé sin pisarle los pies”.
Podemos sugerir algunas medidas preventivas para una buena adaptación:
- Correcta relación con la pareja , que debería participar en los cuidados del niño.
- Apoyo de familiares y amigos, con diálogo continuo sobre planes de crianza.
- Conseguir que alguien cuide del niño en ausencia de la madre.
- Gratificación por el parto y nacimiento.
- Confianza en el desempeño de las tareas de la madre.
- Respuesta a las señales emitidas por el niño
- A nivel personal, debe pensar en: liberarse de tareas no imprescindibles; no realizar cambios de domicilio durante los primeros meses de vida del niño; conseguir descanso y sueño suficientes; no abandonar intereses externos, pero reducirlos al mínimo.
Trastornos psíquicos
Es un cuadro que muchas veces pasa desapercibido, pues el tocólogo y la comadrona ya han hecho su trabajo y le han dicho que “se verán a los cuarenta días”. El pediatra ha constatado que el recién nacido está bien y la madre está abatida, pero todos le dicen que es normal y se le pasará. El cuadro de abatimiento puede agravarse si no tiene un interlocutor para manifestarlo.
El puerperio consta de varias fases:
- fase de reposo: 1 día
- alegría y estupefacción: 2-3 días
- fase de “hacerse cargo”: 10 días.
En el retorno a casa pueden aparecer: cansancio, fatiga, sueño; dolores por la episiotomía o cesárea; alteraciones ligadas a la lactancia materna; inseguridad sobre el comportamiento del bebé.
- fase de eclosión: deseo de “escaparse”: 15-20 días
- fase de equilibrio: 40-50 días, si no surgen complicaciones psíquicas.
Patología psíquica: distinguimos tres cuadros:
1) Abatimiento post-parto:
- prevalencia: 74%
- aparece en el 3er-4º día y dura 1-3 días
- humor disfórico
- episodios de llanto
- ansiedad
- insomnio
- falta de apetito
- irritabilidad
2) Depresión puerperal:
- prevalencia: 20%
- aparece después del primer mes post-parto y dura entre dos semanas y varios meses
- fatiga
- irritabilidad contra el marido y otros hijos
- insomnio temprano
- anorexia
- pérdida de libido
- según Pitt, es significativa la angustia causada por el bebé
- la sintomatología aumenta al atardecer
3) Psicosis puerperal:
- prevalencia: 1%
- aparece en los primeros 15 días (aparición de forma aguda)
- después de 1-2 noches de insomnio
- cuadro confusional con alucinaciones y delirios.
Aspectos sociales
En algunas entrevistas pueden salir a la luz problemas sociales que requieren atención prefente.
1) Soporte social y situaciones estresantes:
En la entrevista pueden surgir circunstancias familiares que pueden interpretarse como situaciones estresantes (Life Events Schedule, de Holmes y Rane).
- Divorcio de los padres, separación, reconciliación, nuevo matrimonio
- Enfermedad grave o lesión importante de un miembro de la familia
- Traslado de residencia familiar; abandono del hogar familiar de un miembro de la familia
- Trabajo: paro, jubilación, cambio de trabajo, pérdida de trabajo.
- Escuela: inicio de escolarización, cambio de escuela, malas calificaciones
- Problemas legales: cárcel, arresto, acción judicial sobre un miembro de la familia
- Incorporación al hogar de un nuevo miembro familiar: nacimiento, adopción, persona anciana o familiar político (suegros).
- Otras situaciones que pueden afectar a la familia: incorporación al ejército, acontecimientos entre parientes cercanos o amigos íntimos
Experiencias vitales potencialmente estresantes a largo plazo en el seno de la familia:
- Infertilidad, embarazos demasiado juntos o espaciados en el tiempo
- Presencia en la familia de una o más personas incapacitadas por enfermedad crónica, defecto o incapacidad física o mental o que han tenido problemas de comportamiento: adicción a drogas, etc
- Desempleo durante largos períodos de tiempo o de frecuente presentación en el cabeza de familia
- Pobreza, hacinamiento en la vivienda familiar
- Desorganización familiar o mal funcionamiento, incluyendo prácticas higiénicas personales o del hogar insuficientes
El pediatra, como integrante del equipo interdisciplinario (trabajador social, psicólogo, comadrona, tocólogo, etc), puede ofrecer su opinión para enriquecer la decisión colectiva mas prudente que el equipo tome sobre el caso.
2) Posibilidad de intervención:
Una vez detectada la problemática, podemos establecer la estrategia de actuaciones pactada por el equipo multidisciplinario.
- Actuación rápida
- en casos de abandono grave, violencia, etc
- Apoyo a la familia
- escuchar atentamente a los padres y exponerles los recursos de que disponen
- adaptar la intervención a la cultura de la familia
- infundir optimismo.
- Apoyo social
- buscar grupos de ayuda
- buscar apoyo en familiares y amigos
- Recursos de la comunidad
- gestionar los recursos que la comunidad pueda ofrecer (cuidadores de día, asistencia domiciliaria, ayudas económicas)
- Mantener la coordinación de profesionales y garantizar que el plan general resulte adecuado para la familia.
En toda intervención hay que responder continuamente a cuatro preguntas:
- ¿Qué sucede?
- ¿Qué podemos hacer?
- ¿Qué objetivo pretendemos?
- ¿Qué hemos conseguido hasta el momento?
Estas preguntas deben replantearse por el equipo que, además de voluntad, debe considerar los resultados obtenidos.
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