“La situación acabará siendo insostenible. La sociedad tendrá esa percepción y, en aquel momento, el Partido Popular deberá promover una moción de censura encabezada por un independiente con la misión de convocar elecciones generales. Esa moción podría llegar a triunfar. En caso contrario, serviría para enfatizar el estado terminal de la legislatura. Ese es el consejo que le estamos dando a Alberto Núñez Feijóo”.
–¿Y qué dice Feijóo?
–“Escucha. Como buen gallego, escucha y guarda silencio.”
Reflexiones en voz alta de un exministro del Partido Popular, muy activo en el debate social. Es posible que esas reflexiones adquieran dimensión pública en las próximas semanas. Personas allegadas al presidente del PP le aconsejan que sea “audaz” y dé el paso.
Puigdemont fue el primero en hablar de una posible moción de censura, en noviembre del 2023
Moción de censura para convocar elecciones, en caso de que la iniciativa triunfe, para lo que sería del todo necesario el apoyo de los siete diputados de Junts. En caso de que fallen los números, moción de censura para acentuar las contradicciones del PSOE con sus aliados y aumentar la sensación de caos político. Si no hay números, moción de censura para enfatizar la agónica dependencia de Pedro Sánchez de los inciertos votos de Junts. Moción de censura para derrotar definitivamente al adversario, o para desgastarlo todavía más.
Moción de censura para cubrir el vacío narrativo del 2025, año sin elecciones en el calendario, en el que Sánchez y el PSOE podrían estabilizarse si consiguiesen aprobar los presupuestos generales del Estado, si el Tribunal Constitucional validase la ley de Amnistía, y si el caso Koldo no ganase dimensión. El 2026 será el año de las autonómicas en Andalucía, en las que el Partido Popular pondrá a prueba la solidez de su mayoría absoluta en el antiguo feudo del Partido Socialista. Esas elecciones son demasiado importantes para el PP. El 2026 no será un buen año para la sorprendente aproximación del principal partido de la derecha española a Carles Puigdemont, el hombre al que tan solo hace seis meses querían ver en prisión, procesado por sedición, terrorismo y alta traición. En el 2027, elecciones municipales y autonómicas, y elecciones generales, si Sánchez consigue agotar la legislatura.
Todo discurre muy deprisa. Y algunos detalles parecen regresar del pasado. Las crónicas – Elsa García de Blas en El País – refieren que Núñez Feijóo no usa pinganillo cuando la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, toma la palabra. Feijóo quiere aprender catalán, dicen. Catalán en la intimidad del Congreso. Hace un año parecía que iba a hundirse el mundo cuando se autorizó el uso del catalán, el euskera y el gallego en las sesiones del Parlamento.
La moción podría presentarse cuando la sociedad tenga la sensación de que la situación del país es “insostenible”.
¿Cómo se puede generar esa sensación en un país que lidera el ranking de crecimiento económico de la Unión Europea? Respuesta: acentuación de la crisis política, acciones judiciales y presión mediática. La evolución del PIB ya no es la referencia principal en el tiempo de las emociones digitalizadas. No estamos en tiempos de Bill Clinton. Ahora es estúpido creer que la economía objetiva, que los datos estadísticos sobre la economía deciden las elecciones.
Retengamos el siguiente dato. El primero en hablar de la posibilidad de una moción de censura instrumental a mitad de legislatura fue el propio Puigdemont. Un episodio bastante insólito. El 28 de noviembre del 2023, doce días después de la investidura de Sánchez, Puigdemont acude en Bruselas a una fiesta de la revista Politico , que le acaba de mencionar como uno de los personajes influyentes del año. El líder de Junts entabla conversación con el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, en presencia de un periodista. Durante la charla, Puigdemont le dice a Weber que a mitad de legislatura podría estar dispuesto a apoyar una moción de censura encabezada por un candidato independiente, si encallasen las negociaciones con el PSOE. Solo le pide a Weber que dejen de tratarlo como si fuese un terrorista. Politico publica la información al día siguiente y desde Junts intentan restarle importancia. Un año después, Puigdemont exige a Sánchez que se someta a una moción de confianza.
La causa por terrorismo abierta por el juez Manuel García-Castellón ya ha sido archivada. La causa por alta traición (supuestos contactos con Rusia), abierta por el juez Joaquín Aguirre, también ha sido anulada. Puigdemont no ha puesto ninguna condición pública para iniciar la “convergencia táctica” con el Partido Popular, plasmada esta semana en la votación contra el impuesto extraordinario a las empresas energéticas, en la que también ha confluido el PNV. Junts y PP hablan de temas económicos y los emisarios de Génova invitan a tomar partido conjuntamente en favor de la prórroga de las centrales nucleares (véase la sección de Economía de La Vanguardia de hoy). Miriam Nogueras ha iniciado en Madrid una ronda de contactos con empresarios, bajo la atenta mirada de Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal Foment del Treball, durante 23 años diputado de CiU en el Congreso.
Una senda se ha abierto, pero en el PP también hay opiniones contrarias al deshielo. La baza de la moción de censura está en el juego de cartas del 2025.